En el jardín camina con tres viejos conocidos. “¡Miren quién llegó!”, y se dirige a mí, al tiempo que pregunto: “¿Paso o espero a que me recibas?” y me responde con un “¡Pasa!”. Saludo a Javier Duarte de Ochoa en esa tarde de frío en Casa Veracruz. Igual a Adolfo Mota, Marlon Ramírez y Erick Lagos, mi “hombre de poca fe”, nos bromeamos. El gobernador me invita a pasar y ya Juan Octavio Pavón me acompaña. Soy el primero en llegar.
La reunión se da con algunos columnistas que no cito porque es seguro que ellos darán cuenta también de esta plática que se dio con el Gobernador… la última vez que estuvimos allí fue por noviembre, previo a los Juegos Centroamericanos y quien parece que me recuerda a la perfección es “Bruja”, la perrita que en anterior ocasión llegó y se echó a mi lado, mientras disfrutaba los apapachos que le hacía… creo que el perfume de Harry, mi perrhijo, es lo que la atrae a mí. Hoy no se subió al sillón, se quedó a mis pies y permitió que le rascara la pancita.
Juan Octavio echa un ojo discreto a mi libreta. Es que estoy apuntando. Al alcanzarnos en la sala, el Gobernador pide un cocacola “de las rojas”, antes de que la saquen del mercado. Explica que la OMS ha determinado al azúcar como uno de los alimentos más dañinos para nuestra salud.
Le comento que vamos adelantados… ¡con stevia! y sí, pero producimos más caña de azúcar y sale a relucir la empresa Odebrecht, con sus 4 mil 500 millones de dólares en inversión allá en Coatzacoalcos. Le pregunto de Spinver, esa empresa que iba a hacer detonar Nanchital y todo indica que fue un fraude… pero el interés de algunos compañeros por Brasil desvió la conversación…
Pero como dijera Nacho Cano, en La Aventura de la Vida: “y en un golpe de fortuna” nos vinimos a Papantla con el recién inaugurado Politécnico, donde comentó que la broma que se hacía entre los estudiantes era que si el Poli tenía a sus Burros Blancos, Veracruz tendría a sus Burros Voladores.
Cita también los 35 tecnológicos estatales con los que cuenta Veracruz y presume dos cosas: su matrícula, que es de 64 mil estudiantes, por encima de la UV; y la mano de obra calificada, tan es así, que el cien por ciento de una planta en Cuitláhuac, es de egresados de la Universidad Tecnológica del Centro de Veracruz.
¿Veracruz está en quiebra? No. Pero la situación económica que hay en estos momentos no es privativa del estado. Pero “se están haciendo ajustes”, precisa.
Le pregunto sobre la carretera Xalapa-Córdoba y asegura que habrá pronto noticias y que si no le toca inaugurarla, la dejará casi concluida… aunque sí promete que el Túnel Sumergido está por ser una realidad. Curioso, de ser así, una de los políticos que inició los trámites de los recursos podría ser el que le dé el toque final: Tomás Ruiz González, quien como titular de Banobras estuvo al tanto del proyecto.
Hay quien le dice que Córdoba tiene mejor carta en restaurantes que Xalapa… ¡hasta tortas de la rielera! le remato y me precisa: “Está en Peñuela”. Y lamenta el deceso de don Flavio, dueño de la tienda… deja entrever que perdieron el toque esas tortas pero también nos aclara que jamás ha usado helicóptero para mandar por ellas, por los periódicos nacionales o para echar novio. Le invito a que pruebe las tortas Mellado, las del Pavito (que no Pavón) o Kiko, en Orizaba.
La plática se extiende hasta Finanzas, Houston, elecciones, el Modorrazo (chiste local) y hasta el quinto capítulo de la serie “House of Cards”, entre otros detalles.
La despedida se da con una fotografía grupal, que no selfie, y con la búsqueda de mi paraguas… le digo a Javier Duarte que sería lamentable llegar a casa ¡Y no paraguas! Por supuesto… ¡llegué bien a casa!

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