El despido de Carmen Aristegui de MVS Radio ha generado una ola de manifestaciones de apoyo a la comunicadora que no tiene precedente. Aparentemente su despido se da después de que la comunicadora involucró el nombre de la empresa de comunicación propiedad de la familia Vargas (Joaquín) en una nueva plataforma de denuncia de actos ilícitos y de corrupción llamada Méxicoleaks, que se inscribe dentro de la corriente del periodista australiano Julián Assange que creó la plataforma digital WikiLeaks, a través de la cual se filtraron datos e información clasificada del gobierno de los EUA. Méxicoleaks, plataforma digital de la cual no tenemos mayor información, pero de la cual intuimos cuál será su función, funcionará de manera digital a través de las redes sociales y será un mecanismo de «difícil control» por parte de ninguna autoridad, a la cual tendrán acceso todos aquellos quienes deseen obtener información sobre asuntos públicos y, tal vez lo más importante, funcionará como un mecanismo de denuncia, bueno pues Carmen Aristegui se sumó a esta corriente e involucró a la empresa en la que trabajaba hasta apenas ayer -ayer mismo MVS publico su despido-, y aquí hay dos cosas que viene al caso comentar: la primera, la empresa. hay que reconocerlo y aceptarlo, se reserva el derecho de mantener empleado a cualquier persona si no va de acuerdo con los intereses y políticas de la empresa y, segunda, el despido de Carmen de MVS Noticias más que perjudicar a la periodista revaloriza y eleva su cotización como una voz libre e independiente. O sea, nos guste o no nos guste, la empresa ejerció un derecho reservado, nadie, ni Carmen, le pueden imponer políticas ajenas a sus intereses, pero, por otra parte, la periodista obtiene un estatus sin precedente, confirma que es una de las periodistas más importantes de México.