Dice un dicho que la riqueza y la opulencia son menos ofensivas cuando se ocultan que cuando se exhiben, podría interpretarse como una hipocresía, pero es mejor sobre todo en un ambiente de crispación y de cierta inestabilidad que se vive en amplios sectores de la población como sucede exactamente en Méxic, por eso no se puede explicar la publicación aparecida en el último número de ¡HOLA!, en donde se da cuenta, con pelos y señales, y con un muy ofensivo, excesivo y hasta de mal gusto reporte gráfico de la reciente visita del Presidente Enrique Peña Nieto al Reino Unido, acompañado por supuesto de la primera dama Angélica Rivera, de los hijos de ambos y de una comitiva compuesta, según algunos trascendidos, de por lo menos 200 invitados especiales, entre miembros del gobierno, representantes de los Poderes Legislativo y Judicial y familia, mucha familia, parece que se cargó, según esos trascendidos, hasta con «el perro y el perico». No entienden, una cosa es la conocida y reconocida flema británica y otra, nuestra añeja aspiración al «pompadour» que todavía tenemos algunos mexicanos, lo traemos en el ADN y no lo podemos ocultar, desgraciadamente.