“Consciente de la trascendencia de este viaje histórico, Angélica Rivera, asesorada en cuestiones de estilismo por la coordinadora de moda Karla Guindi, se ganó su buena dosis de elogios por parte de la prensa británica, donde su elegancia fue muy alabada”. “Sorprendió gratamente con su primer estilismo: un vestido-abrigo, de Alexander McQueen —una de las firmas favoritas de la Duquesa de Cambridge quien, por otra parte, ha lucido en varias ocasiones una prenda casi idéntica del mismo diseñador—. Se trató, sin duda, de un elegante guiño a la moda británica. La Primera Dama seleccionó con sumo cuidado los complementos, clutch negro a juego con los salones, y joyas en las que las perlas tenían un lugar relevante”. “Sofía Castro [su hija] lució, para la ocasión, un elegante vestido Dolce&Gabbana, con el que vimos no hace mucho a Amal Clooney”. “Angélica Rivera apareció espectacular, con un aderezo de diamantes y rubíes y vestido-capa rojo, de Valentino”. Cómo ven esta crónica que forma parte del fotoreportaje de ¡HOLA! Estas reseñas de sociales recargadas de un muy cursi y excesivo estilo «pompadour», como que no van con la realidad general de la mayoría de los habitantes de este país, son chocantes y chocan con la realidad social de pobreza y marginación de millones de mexicanos. Un modelo original de McQueen o de Valentino debe costar tanto como lo que a lo mejor no gana un mexicano promedio en un año de trabajo, pero qué necesidad de tanta frivolidad.