Partidos políticos y gobierno temen que los ciudadanos se empoderen a través de candidaturas independientes. Por ello no sólo ponen mil y un obstáculos para impedirlas, sino que inventan cuanta infamia pueden para desprestigiar y manchar esta figura.
Nada más mencionaré un ejemplo.
No quieren permitir que yo sea diputado federal, por la sencilla razón de que mi plataforma electoral contiene siete puntos que no conviene a quienes detentan el poder.
La primera iniciativa, crearía el Banco Nacional del Pueblo, para prestar dinero a mujeres y hombres de escasos recursos económicos, sin aval y a bajas tasas, inspirado en el Banco de los Pobres, fundado en Bangladesh por el hoy Premio Nobel de la Paz, Muhammad Yunus.
También eliminaría a los diputados plurinominales y reduciría a la mitad el número de senadores de la república.
Bajaría en 50 por ciento los salarios del presidente de la república, gobernadores, diputados, senadores, alcaldes, secretarios de estado, subsecretarios, directores generales y demás servidores públicos de alto rango.
Establecería que todos los candidatos a cargo de elección popular paguen sus gastos de campaña y reduciría prerrogativas de partidos políticos.
A los servidores públicos que cometan actos de corrupción se les encarcelaría de por vida y les decomisarían las fortunas que hayan robado al pueblo.
Se bajarían los precios de las gasolinas en por lo menos un 20 por ciento.
Las personas físicas y morales que obtengan ganancias superiores a 12 millones de pesos anuales, pagarían 49 por ciento de impuestos, y quienes perciban salarios menores de 5 mil pesos mensuales, quedarían exentos de impuestos sobre la renta.
De aprobarse estas iniciativas, México sería otro. Habría recursos para el Banco del Pueblo, se generarían empleos y autoempleos y disminuirían los índices de pobreza.
Sin embargo, los políticos y los partidos se resisten al cambio. Prefieren enriquecerse, aunque el pueblo siga empobreciéndose.l