De nueva cuenta ha pasado Semana Santa y cada quien la pasó a como creyó y pudo. Ahora, a seguir dándonos de golpes de pecho o cabezazos en la pared, aguantar otra vez el cambio de horario y chingarnos otro poquito más con la anemia económica, si no es que cáncer financiero con metástasis por todos lados. Y por si esto no fuera poco, chútense las campañas de promesas, simulaciones y migajas de los candidatos a la diputación federal.
Ya lo sabemos, dijera mi madre, lo mesmo y lo mesmo. Pero ahí estamos, vuelta la burra al trigo. ¿Necedad o necesidad? Necedad, ¿por qué? Necesidad, ¿de qué? La cuestión es la misma: votar o no votar. Los actores políticos son los mismos. Algunos rebobinados; otros clonados. Incluso, “bellezas” televisamente maquilladas. Si no es que todos y todas fuertemente armados de apariencias, mentiras, engaños y leonas dormidas… ¡Corte!
El escritor John Irving, en su novela Hasta que te encuentre, nos dice del personaje principal, Jack Burns –quien aspira y llega a hacer actor: “Aprendió cómo cargar de una amistad diciendo la verdad selectivamente, lo que equivale, por supuesto, a no decirla”. He ahí a nuestros actores políticos: son selectivos a la hora de decir la verdad. Por ganarse el voto –¡sólo el voto!, ¡no importa si firmaron ante Notario!-, no dicen la verdad.
Bueno, a estas alturas, ¿quién dice la verdad total y a secas? Dicen que en la política, el amor y la guerra todo se vale. ¿Será por eso que Alejandro Jodorowsky dijo que la política es un grito de mal gusto?
Hugo Hiriart, en su libro Capitán Nemo, expresó; “La democracia no consiste en elegir bien o mal, sino en hacerlo de manera legítima”. (…) “…la pasión que desata la lucha por el poder obnubila la razón y es similar a la pasión de los celos. (…). Elegir es favorecer y excluir simultáneamente.” Hay que botar la basura electoral, electorera, política y, desde luego, gubernamental, y valorar el voto. Ustedes dirán.
Los días y los temas
Este miércoles 8 de abril se inscribe con letras de oro en el Recinto Oficial del Congreso del Estado, la leyenda “2015, Centenario de la Fuerza Aérea Mexicana”.
La diputada Gladys Merlín Castro destacó en días pasados: “Es un reconocimiento a tan loable institución, porque representa una oportunidad para recordar y enaltecer la historia de nuestro país, así como para hacer un homenaje a los hombres y mujeres que conforman y han conformado la Fuerza Aérea Mexicana a lo largo de sus cien años de historia”.
Desde este espacio, un abrazo a mi estimado Santos Solís Ríos, director general de Oye Veracruz, por el sensible fallecimiento de su señor padre, Francisco Solís Rosales. Dios lo tenga en su gloria y, aquí en la tierra, Dios los bendiga.
Por lo pronto, ahí se ven.