A casi una semana de que hayan arrancado las campañas, han llamado mi atención los sombrerudos candidatos del PRI y la pose de Tío Sam que asumió Alberto Silva en uno de sus promocionales.
Me gusta la actitud jovial de Anilú Ingram con sus jeans y esa toallita a la cintura… aunque extraño el paliacate de la pasada campaña… se me hacía más jarocho el asunto.
He visto el promocional del Maestro, Cuate y Amigo Magno Garcimarrero donde resume en breves líneas su propuesta de trabajo.
También el de Edgar Spinoso con un lema curioso: “Vivimos tiempos difíciles. Vamos a salir adelante”. Digo curioso porque el candidato verde (tanto por el partido como por ser su primera contienda electoral) realmente “tiempos difíciles” en materia económica dudo que sufra… aunque ya en lo que respecta al ámbito familiar, se la doy a ganar en espera de que como él mismo dice, salga adelante.
Y pudiera seguir con todos los que se dejan ver, porque hay otros candidatos que pareciera que siguen en veda, tan así, que poco se sabe de ellos.
En el caso de Elizabeth Morales, estoy seguro, es la única candidata que no aparece en su promocional con la clásica foto, sonriendo, con los deditos de “amor y paz” tipo Fox como se estiliza en estos tiempos de campaña. Aún más: ni siquiera se ve el logo del PRI o su nombre en sus espectaculares o pulseras y separadores de promoción. En su lugar está “La Musa”.
Así es como llama el equipo de Elizabeth a esa mujer que aparece volando en sus promocionales.
Pero, ¿quién es esa mujer? ¿Por qué apostar a esa imagen? ¿qué significa cada elemento que rodea a La Musa?
Bien pudiera haberle preguntado a la misma Elizabeth y lo más seguro es que me hubiera respondido miles de cosas pero quién mejor que el autor de esta obra que rompe en Veracruz y quizás en México, los estereotipos de campaña donde el rostro del candidato deja de ser relevante para dar espacio a un nuevo concepto o quizás a un remanso de paz, tranquilidad en medio de tanta propaganda política.
Caleb Hernández Salas, un joven de 26 años, artista, muralista, hizo esta obra que él llama “Patria” pensando en plasmarla en una de las paredes de Xalapa… por equis o ye, su sueño se pospuso y ahí tenía la obra, pegada en una hoja tabloide.
Un día lo llaman para trabajar con una empresa el diseño para el promocional de Elizabeth Morales. Ella les explica que no quiere lo mismo.. ¿40? ¿50? Muchas propuestas pasaron por los ojos de Elizabeth y no acababan de convencerla. Entonces, la Jefa de Caleb vio ese proyecto de mural y dijo: “Es lo que ella necesita”.
Le presentaron a Elizabeth otras propuestas y al final el trabajo de Caleb. Al ponerlo en el monitor, Elizabeth observó en silencio por espacio de cinco o seis minutos la imagen. Llamó a una asistente y tuvo el mismo efecto. Sería la Musa de su trabajo.
A Caleb no le molesta que le llamen “La Musa”. Él la sigue viendo como una expresión de orgullo por ser mexicano. Por eso los colores verde, blanco y rojo. “Ni tengo filiación partidista”. ¿La paloma? Un asunto muy personal del artista: Su deseo de paz. ¿Las flores? “Soy xalapeño y era una forma de poner a Xalapa en mi obra”. ¿La mujer?: “Mi respeto a todas las mujeres trabajadoras. La patria es una mujer”.
Le digo a Caleb que es un contraste “La Musa”, porque si bien me gusta y transmite tranquilidad, me angustia que no alcance a la paloma.
Me responde Caleb que es una cuestión de perspectiva… “para ti, no la alcanza. Yo veo que la soltó, la deja en libertad y vuela con ella”.
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