Ayer se aprobó en la Cámara la Ley General de Transparencia, nueva Ley que obliga a partidos políticos, sindicatos, fideicomisos y todos los organismos que reciban aportaciones financieras del Gobierno de cualquier nivel, sea este Federal, Estatal o municipal a rendir cuentas: la Ley “establece los principios y reglas para garantizar el derecho de acceso a la información en posesión de cualquier autoridad”. La transparencia no será una palabra del diccionario, será una obligación, pero claro las obligaciones también significan que los ciudadanos actuemos en consecuencia. No servirá de nada la implementación de Leyes si “el mexicano de a pie” no ejerce su derecho y solicita información del ejercicio de los recursos financieros que se gastan en su nombre. Integrantes o no de partidos, sindicalizados o no, beneficiados con fideicomisos o no beneficiados o de todos esos programas de apoyo que “son flor de un día” y “sirven para apoyo de alguna actividad muy muy importante” que suelen no rendir cuentas.
Claro que aún nos queda un largo camino, como colectivo estamos aún muy lejos de estar acostumbrados a solicitar información, y menos a solicitar rendición de cuentas. Durante muchos sexenios hemos visto de forma pasiva con excepciones esporádicas la inconformidad callejera de algunos colectivos, somos pasivos ante el resumen “digerido de las noticias por televisión “que tiene escaso análisis y sí mucho espacio para espectáculo, deportes o consejos de economía doméstica.
¿Podremos dar el paso de utilizar este instrumento legal los ciudadanos de forma continua y sistemática?
En los últimos años los mexicanos hemos cambiado como sociedad: adquirimos nuevas costumbres y hábitos de comida; se han cambiado el perfil religioso en algunos sectores; del pueblo fiestero y duerme siestas de las películas del cine dorado de los 40 y 50 del siglo pasado, poco existe ahora, el mundo solo ve la violencia que se ha instalado en nuestra cotidianidad.
¿Podremos modificar y corregir esos nuevos hábitos y costumbres?
¿Dejaremos pasar esta oportunidad de hacer valer el dinero que todos los mexicanos aportan al país?
Desde la mesa directiva estudiantil, pasando por la mesa directiva de padres de familia, el presidente municipal, el diputado, el representante sindical, etc.; ellos necesitan de nosotros cuando ejercemos nuestro sufragio y está en nosotros que no sea solo en periodo electoral que esa relación se establezca, nosotros también tenemos un compromiso con nosotros y la sociedad.
Ese compromiso debe llevar también congruencia de nuestros actos del respeto y el dolor no justifica que los Padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa dieran respuesta a Santiago Mazari Hernández alias El Carrete, jefe de plaza de Michoacán para aceptar su apoyo para aclarar la desaparición de los estudiantes.
¿Esa es la credibilidad, esa la justicia que esperamos?
Los padres creen más en la palabra de este “jefe de plaza” que en las autoridades, la imagen y publicidad de todas las medias verdades y ocultamiento sistemático de los hechos han forjado una sociedad desconfiada e incrédula, donde los abusos de poder se encuentran en todos los niveles. Problemas no resueltos y hechos que no debemos olvidar como la muerte del despachador de una gasolinera cuando los Normalistas de Ayotzinapa efectuaban el robo de gasolina y secuestro de autobuses para asistir a la manifestación del 2 de octubre en el DF; los otros muertos que aparecieron durante la investigación de las varias fosas clandestinas que “nadie sabía”.
Esta sociedad es la que permite que alumnos del Instituto Cumbres, preparatorianos de la clase “dorada del privilegio” realicen un “inocente” video para su graduación donde vierten los conceptos que los rigen.
¿Dónde vamos como sociedad? ¿Este nuevo instrumento llegará a tiempo?
Contacto: mas_trigos@nullhotmail.com
* Zeus le da al hombre para regir sus ciudades Aidós q Díke (conciencia moral y justicia).