El pasado 10 de abril, en la VII Cumbre de las Américas, celebrada en Panamá, el presidente de Estados Unidos de América, Barack Obama, tuvo a su cargo la clausura del encuentro paralelo de las organizaciones de la sociedad civil. El texto da cuenta de un político que entiende a cabalidad cuál es el papel de la sociedad civil al inicio del siglo XXI.
En su intervención dijo: “Estamos aquí por una razón muy simple. Creemos que los países fuertes y exitosos requieren de sociedades civiles fuertes y vibrantes. Sabemos que a lo largo de nuestra historia, el progreso humano ha sido impulsado no sólo por los líderes, no sólo por los estados, sino por hombres y mujeres comunes y corrientes que creen que el cambio es posible; por los ciudadanos que están dispuestos a levantarse contra todo pronóstico y riesgo no sólo para proteger sus propios derechos, sino para ampliar los derechos de los demás”.
Y añade “que la sociedad civil es la conciencia de nuestros países. Es el catalizador del cambio. Es por eso que las naciones fuertes no temen ciudadanos activos. Naciones fuertes acogen, apoyan y empoderan ciudadanos activos. Y, por cierto, no es como si los ciudadanos activos siempre tuvieran la razón. A veces la gente empieza a gritarme o discute conmigo y creo que no saben de lo que están hablando. Pero a veces lo hacen. Y la pregunta no es si siempre tienen razón; la pregunta es si contamos con una sociedad con quién tener esa conversación, que el debate puede ser comprobado y las ideas puestas a prueba …”
“El trabajo de la sociedad civil —asegura Obama— es más importante que nunca. Aquí en las Américas, la desigualdad todavía encierra demasiadas personas fuera de nuestras economías. En todo el mundo, todavía hay demasiados lugares donde se aprueban leyes para reprimir la sociedad civil, donde los gobiernos nulifican el financiamiento de los grupos que no están de acuerdo. Cuando los emprendedores son aplastados por la corrupción. Donde los activistas y periodistas están encarcelados bajo acusaciones falsas porque se atreven a criticar a sus gobiernos. Cuando la forma de ver, o cómo orar, o lo que te gusta puede hacer que te asesinen”.
Obama destaca que “cada vez más, la sociedad civil es una fuente de ideas, sobre todo desde la promoción de la transparencia y la libertad de expresión, para revertir la desigualdad y el rescate de nuestro medio ambiente…”. Desde el 2007 en la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad Iberoamericana imparto el curso “Sociedad civil y grupos de interés”. Desde entonces enseño y discuto con mis alumnos las ideas que ahora expone el presidente Obama. Estoy convencido de que el actor social fundamental del siglo XXI es la sociedad civil organizada. De ella depende el fortalecimiento de la democracia y el futuro de los países. Un país sin una sociedad civil fuerte nunca hará realidad la gobernanza.