El 22 de abril fue el Día Internacional de la Madre Tierra, fecha para concientizar supuestamente sobre los graves problemas que le estamos ocasionando –nos estamos provocando-, pero nos vale mamacitas que nos lleve la que nos trajo. La Tierra sigue girando, sí, pero en caída libre. Vértigo que lamentamos con los brazos cruzados. Pocos son los que realmente hacen algo por ella, son lucecitas en la apocalíptica oscuridad. Ciegos y necios, la mayoría no vemos, incluso estando en nuestras narices, el final del mundo. No es pesimismo, mucho menos fatalismo. Los mismos científicos lo advierten: vamos derechito a la anulación de la Tierra, tanto que se buscan otros lugares del espacio para prolongar la esperanza de vida humana. Mientras, pos aquí nos chingaremos casi la totalidad.
Según la ONU, en la Tierra quedarán sólo desiertos, por lo que será difícil conseguir alimentos. Dicen que en el 2050 el 66 por ciento de la población mundial padecerá escasez de agua. Hoy la padecen el 40 por ciento.
Nos acabamos la Tierra. Leo: “En lo que va de este siglo, México ha perdido 2 millones y medio de hectáreas de bosque y únicamente ha recuperado alrededor de una cuarta parte: 633 mil. Esto significa que la desaparición de un millón 840 mil hectáreas de bosque, el equivalente al área de Hidalgo, no se ha revertido”. (La Jornada/13-04-15).
Las cifras no son nada alentadoras, mucho menos lo que vemos y padecemos a nuestro alrededor. Pero aquí estamos. Hasta que el destino nos alcance. ¿O hasta que nos lleve la chingada?
Juanes canta: “Ama la tierra en que naciste. Ámala es una y nada más. A la mujer que te parió. Ámala es una y nada más. Ama tu hermano, ama tu raza. Ámala es una y nada más. Ama tu sangre y no la riegues por ahí. Ámala es una y nada más”.
Los días y los temas
Acertado comentario del diputado Gustavo Gudiño Corro, presidente de la Comisión Permanente de Organización Política y Procesos Electorales, en el sentido de que “la Diputación Permanente de la LXIII Legislatura del Estado trabaja de acuerdo con su Reglamento Interior, y aunque el proceso electoral para renovar el Congreso de la Unión coincidió con el Primer Receso de este año, también se trabaja en comisiones para elaborar dictámenes”.
El 23 de abril fue el Día Mundial del Libro. No nos aburramos con las estadísticas. Lo cierto es que “si no leo me a-burro”. Les comparto, pa’ su lectura, del cineasta ruso Tarkovsky: “Me parece que una de las fallas entre los jóvenes es que intentan reunirse alrededor de eventos que son ruidosos, casi agresivos. En mi opinión, este deseo de reunirse para no sentirse solos es un síntoma desafortunado. Cada persona necesita aprender desde la infancia cómo pasar tiempo con uno mismo. Eso no significa que uno deba ser solitario, sino que no debiera aburrirse consigo mismo porque la gente que se aburre en su propia compañía me parece que está en peligro en lo que a autoestima se refiere”.
De cinismo y anexas
Por cierto, pronto estarán todos invitados a la presentación de mi libro de inminente –iba a decir eminente, pero no es pa’ tanto- publicación: Nada, yo soy Adán. Colmos e Ironías.
Por lo pronto, ahí se ven.