Veracruzano dedicado a las labores agrícolas después de haber finalizado sus estudios profesionales en la ciudad de Puebla, de origen tlacotalpeño. Gobernador, quien llegara a ser Presidente de nuestro país; es el personaje que hoy recordamos como otro de los ilustres compatriotas de nuestro estado.

Francisco Lagos Jiménez fue su padre y doña Francisca Mortero Cházaro su progenitora; vino al mundo en la hermosa ciudad de Tlacotalpan el 30 de septiembre de 1878. Vivió su infancia en las márgenes del Papaloapan al lado de sus tíos Rafael y Dolores quienes se hicieron cargo a la muerte de su madre, velaron su educación y cuidado. Realizó sus estudios primarios y en la Escuela de Comercio en su ciudad natal, al terminar su instrucción y con la inquietud de continuar su formación profesional se traslada a la ciudad de Puebla ingresando a un colegio jesuita llamado Colegio Católico del Sagrado Corazón de Jesús en donde realiza su instrucción preparatoria y profesional, una de sus principales aficiones era la literatura y de ella le encantaban los clásicos como lo refieren sus biógrafos. Sin embargo los conocimientos adquiridos lo vuelven un gran conocedor del Derecho Civil, Comercial y Penal.

Al finalizar su instrucción regresa a su tierra natal para dedicarse a la siembra de caña y a la cría de ganado en la hacienda Guerrero propiedad de su familia, estando enterado de los acontecimientos nacionales siente una especial afinidad por el ideario de Francisco I. Madero, esto lo lleva a afiliarse al Partido Nacional Antirrelecionista en 1009. Su militancia es destacada, inicialmente ocupa el cargo de síndico en la ciudad de Orizaba, al triunfo de Francisco I. Madero asume el cargo de síndico en Córdoba y posteriormente se postula a la gubernatura de Veracruz haciendo una campaña exitosa al enfrentarse a Gabriel Gavira, el otro contendiente y duro rival al que vence tomando posesión como Gobernador del estado el 15 de febrero de 1912. Los acontecimientos políticos lo hacen dirimir del cargo el 30 de noviembre de ese mismo año debido al cuartelazo encabezado por Victoriano Huerta, de inmediato de une al Movimiento Constitucionalista que encabeza Venustiano Carranza quien lo designa Presidente del Tribunal de Justicia de Coahuila, sin embargo ante la división entre Carrancistas y Villistas decide por los últimos. En 1914 fue delegado por parte de Francisco Villa a la Convención de Aguascalientes y sirvió como Secretario de Gobierno del general Roque González Garza a quien sustituyó en el puesto de la Presidencia de la República.
La Convención revolucionaria no lo eligió por su experiencia como gobernador de Veracruz, ni por su amplio conocimiento de las leyes, apostó por su carácter apacible: lo consideraban una persona susceptible de ser manipulada. No sabía del carácter decidido de Lagos Cházaro quien en una carta dirigida de Francisco Villa le expresa que los zapatistas están plagados de ignorancia y vicios y que apenas escucharon los disparos carrancistas huyeron a las montañas; de Zapata menciona que más que un revolucionario es un rebelde, que no es un patriota, lo ubica del lado de los tiranos sin Ley, que fusila, incendia y roba en nombre de la Revolución.

Dentro de su mandato deja sentadas las bases para la reconstrucción del país con el “Programa de Reformas Políticas y Sociales de la Revolución”, que abordaba la cuestión agraria, la expropiación del suelo y subsuelo, el sufragio efectivo, la soberanía de los estados de la federación y el municipio libre, las garantías de los derechos de obreros y campesinos y la administración de la justicia, que no logra llevarse a cabo.
Abandona la capital del país por el asedio de los carrancistas y trasladará el gobierno de la Convención de Aguascalientes a la ciudad de Toluca, capital del estado de México y finalmente a Cuernavaca. Su mandato fue breve. Ante la derrota de la división del Norte se ve obligado a exiliarse del país embarcándose en el puerto de Manzanillo rumbo a Centro América. Durante cinco años vivió en Nicaragua, Costa Rica y Honduras, y fue hasta la caída del régimen carrancista que le permitió el retorno al país. Radicó por algún tiempo en Orizaba hasta que fue nombrado abogado consultor de la Procuraduría de la República y defensor de Oficio; posteriormente se le designó agente del Ministerio Público adscrito a la Primera Corte Penal de Belén, en la ciudad de México, cargo que desempeñó hasta su muerte.
Falleció en la ciudad de México, el 13 de noviembre de 1932.

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