La profesionalización, capacitación, confianza, honestidad, eficiencia y eficacia son algunas de las características que los ciudadanos quieren de los cuerpos policiacos que los protegen, para terminar con la mala fama que antecede a todo este quehacer de la seguridad.
De los temas principales en cualquier agenda de Gobierno, la seguridad pública está entre los primeros cinco. De ahí que todo esfuerzo encaminado a mejorar las corporaciones y cuerpos de seguridad, en cualquier ámbito, es bien recibido.
Claro que, al fin de cuentas humanos, no todo se logra a la perfección. Pero de cada error debemos aprender qué nos sirve y qué no, analizar experiencias exitosas e incorporarlas a nuestras realidades, para obtener los objetivos buscados.
Nos comenta el diputado Alejandro Zairick Morante el creciente interés de los ayuntamientos por mejorar sus policías municipales, al considerar la seguridad pública de sus municipios un tema prioritario que debe solucionarse en el corto, mediano y largo plazos.
El Legislador, quien preside la Comisión Permanente de Desarrollo y Fortalecimiento Municipal de la LXIII Legislatura del Estado, consideró que hay mucho trabajo por hacer en los municipios de la entidad: “Invito a nuestros presidentes y presidentas municipales a que se sumen y busquen capacitar a sus policías. Lamentablemente hay quienes no han mostrado interés, pero mientras más se difunda que los cursos funcionan y las corporaciones mejoran, más querrán participar”.
Y a veces pasa que la desconfianza nos gana y juzgamos sin conocer. De ahí la importancia de lo que dice el diputado, para que los cabildos que aún dudan sobre los programas de capacitación y mejoramiento de la policía conozcan los beneficios que llevarían a sus municipios con mejores elementos de seguridad.
Insisto. No se trata de copiar y aplicar en forma dogmática (copia y pega, dicen los muchachos de ahora), sino de conocer qué se puede aplicar, lo que funciona o no en cada uno de los municipios. Los habitantes de las montañas tienen problemas y necesidades diferentes a quienes viven en costas y planicies, pero el denominador común es la seguridad y cómo hacerla más eficiente. De eso se trata, sólo de eso.
La sofisticación de los grupos delincuenciales obliga a tener una mejor Policía. La globalización no sólo es económica, sino también de hábitos y costumbres. Eso debemos entenderlo, porque así como se comparte arte, cultura y educación mediante todos los mecanismos informáticos y tecnológicos a nuestro alcance, también se comparten prácticas nocivas para nuestras sociedades.
Cada milagro lleva implícito su pecado y con ambos debemos vivir. El crimen también se volvió trasnacional y la seguridad debe ir siempre un paso adelante.
Espero que esos cabildos dubitativos asuman pronto una posición favorable, para que manden a sus cuerpos policiacos a capacitar y perfeccionar sus técnicas de defensa, combate y protección de los ciudadanos. Lejos estamos de aquellos “polecías” que nos mostraban los antiguos maestros del humor en periódicos y revistas. Ahora necesitamos otra Policía y otros policías, ¿no cree?
Por hoy es todo. Les deseo un excelente día y nos leemos en la próxima entrega.