“Corra en caso de…” Y aquí agregue incendio, temblor, tornado, tsunami, sabotaje, robo, asalto, secuestro, extorsión, impunidad, corrupción, chantaje, traición y… No habrá rincón ni dónde esconderse. Finalmente el final ha de llegar, ¿no? Pos sí, pero al menos hay que vivir por lo menos dignamente, luchar… He ahí el detalle. “¿De qué sirve llorar…?”, canta Lola Beltrán. Alivia un poco las penas, sí, pero ¿por qué no dar la pelea? Cada quien sabrá por quién, por qué, para qué y cómo.
En México aún hay más de 60 millones de personas que viven en la pobreza, y para el Núcleo Coordinador de la Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, el problema radica en que se mantienen acciones y programas “que no dan en el blanco”. ¿Y no será que lo hacen a propósito? Esta organización civil busca “impulsar una estrategia de Estado para transitar de una sociedad de influyentes a una sociedad incluyente”. Propone vigilar que haya un presupuesto base cero “sin moches y sin ‘clientelismos’”. (www.sinembargo.mx). Tarea nada fácil, pero ahora con la renovación, este 7 de junio, de 9 gubernaturas, 871 alcaldías, 600 diputaciones locales (incluyendo las de la Asamblea General del DF) y 16 jefaturas delegaciones de la Ciudad de México, ahora sí la democracia –ya no digamos la Revolución- nos hará justicia. ¿Será?
¡Seamos optimistas, carajos! Sólo un pelo en la sopa. Cuidado con la democracia, dijera José Ortega y Gasset, como norma política parece cosa buena. Pero de la democracia del pensamiento y del gesto, la democracia del corazón y la costumbre es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad. El que tenga oídos, oiga.
Hoy parece que todos estamos contra la democracia, como que hay intereses oscuros, malévolos, que nos llevan al des-Peña-dero. Es una democracia si no moribunda, al menos flaca, ojerosa, cansada y sin ilusiones. Eso, sin ilusiones, inmersa en el desencanto y eso es peor… No hay duda que la costumbre es más fuerte que el amor… Perdón, estoy un poco bohemio.
¿Quiénes pretenden la regresión? ¿Los mismos que claman mover a México? ¿O hay otros más? Digo, son preguntas.
De cinismo y anexas
Con eso de votar o no votar, para que valoren su voto, les recuerdo que una vez el Secretario de Hacienda le dijo al Presidente: “Tengo que darle dos noticias. Una buena y una mala”. A lo que el Presidente comentó: “Dígame la buena, por favor”. Y el Secretario de Hacienda expresó: “Acabamos de pagar la deuda externa. No le debemos nada a nadie”. El Presidente inquirió: “¿Y la mala?” “Tenemos que desalojar el país en 24 horas”.
Y más: ¿Cómo sabes si un político está mintiendo? Sencillo, sus labios se mueven.
Por lo pronto, ahí se ven.