Le voy al América. Ya lo saben y quien no lo sabe, cuando lo descubre, despotrica de mi equipo o me dice que yo sí sé lo que es futbol.
Tengo amigos que le van al Cruz Azul. Y sí, nos burlamos hasta de su desgracia o incluso, aguantamos vara si alguno de los dos es derrotado en algún clásico.
Son pocos, poquitos, los cuates que le van a las Chivas pero viven con la misma intensidad los partidos así como la burla o sorna hacia mis colores.
¡Ah! Y aunque no lo crea, tengo un cuate que le va al Necaxa. El Ataúd Erwin Bárcenas le va a los Electricistas o como se les conoce actualmente, a los Rayos. Creo que nomás le va por llevar la contraria…
Si se da cuenta, el irle a un equipo es tan similar como militar en un partido político o tener simpatía por uno de ellos.
Sí, me va a decir: “Eso es una estupidez”, pero se la pongo fácil: Uno como aficionado del América, por poner un bello ejemplo, ¿qué ganamos cuando se obtuvo ese campeonato contra el Cruz Azul de último momento (No cito el más reciente contra Tigres porque estuvo muy guango)? Muchas horas de orgullo, de fiesta, de alegría… pero al final, quien gana más, es el equipo, o los dueños del equipo, para ser más exactos.
Lo mismo ocurre con los partidos políticos: Si gana el PRI, PAN, PRD, PT, PES, Verde o el que usted quiera, asumimos tal triunfo tan similar como ocurre en un juego de futbol… incluso, hasta los que no votan, pueden disfrutar de la derrota del partido en el poder, aunque realmente el ciudadano no gane nada, sólo esa satisfacción lacónica, triste, igual a cuando el América es derrotado, es eliminado o pierde un campeonato.
¿O me va a decir que disfrutó la gran final de Santos contra Querétaro de la misma forma que lo hizo con el América contra el Cruz Azul?
Si me dice que no le interesa ni le gusta el futbol, es comprensible pero también es tan similar a aquella persona que asegura que se va a abstener de votar porque le da igual quien gane pues piensa que los partidos (no los de fut) ya se arreglaron entre sí.
Y también es más comprensible si piensa que el futbol es un juego estúpido donde 22 estúpidos corren tras un estúpido balón mientras son observados por miles y miles de estúpidos sujetos a las reglas de tres estúpidos que fungen como árbitros, y por eso no verá el partido de México contra Brasil este domingo, que equiparado con las elecciones, será tan similar a hacer nulo su voto o mandar a la chingada a todos los partidos políticos junto con sus candidatos pintarrajeando la boleta electoral.
Como sea… lo importante es que así como le voy al América, nunca de los nuncas, ningún amigo que le va al Cruz Azul, a las Chivas o a los Pumas, ha ejercido violencia física contra mi persona por mi preferencia deportiva y he sido también recíproco.
Incluso, hasta pienso que la puntada de mi amigo el diputado Uriel Flores Aguayo de “recomendar” ir a votar “a medios chiles” este domingo, no deja de ser una broma negra, y como tal debe tomarse… que no beberse.
Y no obstante ello, es imposible dejar de reconocer que así como habemos muchos que disfrutamos de un buen partido de futbol entre camaradas con distintos colores, hay gente que sólo piensa en chingar la madre, igualito como ocurre en estos momentos donde se da el robo de boletas, la calumnia se confunde con libertad de expresión, y el resentimiento social (que no indignación social) se tiene que escupir porque si no, revientan. Son los “Hooligans” de la política.
Yo no los invito a ver el partido de México contra Brasil porque me da hueva; prefiero ver al América… tampoco lo invito a salir a votar porque eso es una decisión muy personal, vamos, un derecho que no una obligación… pero sí les puedo decir que yo le voy al América, y así le vaya de la chingada, lo goleen, dé espectáculo, sea eliminado en la liguilla o sea campeón, siempre apostaré a sus colores, como espero usted lo haga con su equipo favorito… o su partido político.
¡Nos vemos el lunes!
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