“70 años de vida de Ignacio Solares.”
Ignacio Solares (1945- ) es un distinguido escritor, dramaturgo, fue director de teatro en la UNAM, ganador del premio Xavier Villaurrutia, ha escrito una valiosa y abundante obra, tal vez, para las nuevas generaciones no sea un escritor muy conocido, pero quien se anime a leer su obra se llevará una muy grata impresión, porque además de ser una lectura clara y fluida, gran parte de sus novelas son históricas, y a través de ellas podemos conocer hechos importantes de nuestra historia, pero sobre todo, conocer las partes más íntimas de personajes como Francisco I. Madero, Gustavo A. Madero, Emiliano Zapata, José María Pino Suarez, Bernardo Reyes, Victoriano Huerta, entre otros.
La novela histórica parte de datos y acontecimientos, que regularmente para el lector interesado son hechos conocidos, lo anterior no es una regla o requisito elemental para leerla, sin embargo, ¿Quién no ha escuchado o leído algo sobre el gran “Apóstol de la Democracia” Francisco I. Madero, sobre la triste y lamentable “decena trágica” o sobre el traidor Victoriano Huerta? Todo lo señalado son conocimientos básicos de la historia de México, por lo tanto, partiendo de éste punto, el libro con el que festejaremos los setenta años de Ignacio Solares, es con una de sus obras más leídas, titulada: “MADERO, el otro”.
La novela salió publicada en 1989 por la Editorial Joaquín Mortiz. El personaje central es Francisco I. Madero. Ignacio Solares en esta obra, partiendo de su personaje aborda varios temas, pero considero que existe un tema esencial en la historia y es darnos a conocer a Madero el espiritista, el místico, el hombre que hablaba con los espíritus, el hombre poco comprendido y mal entendido, es por ello que muchos actores políticos de la época decían que estaba loco, e incluso su propia familia no llegó a comprenderlo.
Lo antes señalado es poco conocido de la vida de Madero, pero conocer a MADERO, el otro, es decir, al espiritista, es fundamental para comprender mejor su actuar en la vida pública de México, primero como el gran revolucionario y transformador, después como el candidato presidencial y finalmente como el Presidente de la República.
El personaje que tiene la voz narrativa en la novela y que bien puede ser el propio espíritu de Madero, es quien le habla al Madero tendido y ensangrentado, al Madero recién asesinado por órdenes de todos los traidores, en especial por el más grande traidor de la historia, Victoriano Huerta, pero vayamos al dialogo del espíritu vivo con el cuerpo tendido:
“¿No eras tú el que siempre se refirió a su cuerpo como un mero instrumento para cumplir los designios de la Providencia, y llegaste a casi despreciarlo? No le dijiste a Roque Estrada: “Mi valor nace de que no estoy atado al cuerpo, solo el olvido de nosotros mismos nos hace vivir, nos entrega a más altas ocupaciones.”
Cuando se va leyendo la novela, casi obligadamente uno se detiene a investigar si esta parte es ficción o realidad, y vaya sorpresa cuando en las investigaciones se descubre que Madero fue un hombre totalmente místico, que uno de sus libros favoritos era: “El Bardo Thodol”, un libro tibetano que habla exclusivamente sobre la muerte, la iluminación, el dialogo con los espíritus. Después de investigar todo esto, cuando regresamos a la lectura de la novela, se comprende más fácilmente porque Madero el vivo, habla con su hermanito Raúl el muerto.
La parte espiritista de Madero inicio por el año 1903, pasaba horas en un tapanco meditando, tratando de comunicarse con los espíritus, sobre todo con el de su hermano Raúl, muerte que le dolió toda su vida. Pero Madero no era ni loco ni fanático, al contrario, su fe y forma de vivir la vida, lo hizo un hombre bueno, generoso, leal, honesto, integro, humano, y a pesar de pertenecer a una de las familias más ricas del País, Madero buscaba un cambio profundo, se puso del lado de los pobres, quería que se respetara la ley, que se acabara con la dictadura y viviéramos en Democracia, es por ello que para los políticos, los ricos e incluso su familia, Madero estaba loco, era un desadaptado, un soñador, un Quijote.
Esta aparente locura de Madero, esa fe en el humano, en la ley, en la libertad, en esta novela se manifiesta en cada página, por eso cuando se iban a realizar las elecciones, Madero le decía al pueblo que lo escuchaba: “-Óiganme. Vayan a votar. Es su única esperanza. Ustedes con su voto, tienen más fuerza que ellos con sus armas y sus cárceles. Si se unieran en un clamor común, el poder de ellos se derrumbaría como un montón de piedras. La ley nos iguala a todos al votar, nos vuelve responsables, a cada uno, del destino de la patria. Vamos, no se dejen vencer desde el principio por las dudas o por la apatía.”
Fueron pocos los que conocieron y entendieron el espíritu de Madero, Emiliano Zapata a pesar del distanciamiento fuerte que tuvieron creía en él, y Pancho Villa sobre Madero declaró: “Este hombre es un rico que pelea por el bien de los pobres. Yo lo veo chico de cuerpo, pero creo que es muy grande su alma. Si fueran como él todos los ricos y poderosos de México, nadie tendría que pelear y los sufrimientos de los pobres no existirían.”
En esta obra Ignacio Solares aborda muchos acontecimientos y personajes, nos narra noveladamente (muy cercana a la realidad) la cruel muerte que le dieron los enemigos a Gustavo A. Madero, el triste final de don Bernardo Reyes, un interesante dialogo entre don Porfirio Díaz y Madero, en general, MADERO, el otro, es una narrativa magistral, que nos hace recorrer y conocer lo muy íntimo de México y sus personajes.
Finalmente, se tiene que estar loco para poder intentar transformar este mundo cruel y bárbaro, gracias a la locura de Madero tenemos otro México, por supuesto, que la realidad de hoy también es espantosa, pero ya no es culpa de Madero, sino de nosotros, lamentablemente hoy tenemos puros políticos ¡cuerdos! y no sé ve como vaya a mejorar esta amarga realidad, por lo pronto, cierro la presente columna con el final de la novela: MADERO, el otro:
“Ese mismo loco Madero que, sin embargo, lo supo todo desde el principio, desde aquí, desde el silencio, y sin embargo salió a la algarabía del mundo a plantar la semilla de un sueño que le dictaron. Por defender y realizar un sueño parecido-¿el mismo sueño?- morirán millones de hombres en los años siguientes, y aún más y más después. Casi, la humanidad toda irá detrás de ese sueño de libertad del loco Madero.”
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