En ocasiones se habla y escribe mucho, pero se hace poco. Tanto en la academia como en la cotidianeidad de nuestro hogar somos propensos a decir “lo que vamos a hacer” o lo que hubiéramos hecho de estar en el lugar del “otro”. No sé si sea parte de nuestra naturaleza o una cuestión cultural, pero de que es una práctica muy nuestra, lo es.
En ocasiones anteriores he escrito y comentado sobre el campo veracruzano, su gente y su trabajo. Sobre la necesidad de brindar apoyos y asesoría, capacitar a nuestros productores en diversas áreas, a fin agregar valor a sus productos. De las decenas de municipios rurales que tenemos en Veracruz y de la necesidad imperante de mantener los caminos y vías de acceso en condiciones óptimas, para que los productos del campo lleguen a sus destinos finales.
Hoy quiero resaltar el convenio realizado por el Congreso del Estado a través de la Comisión Permanente de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal, Pesca y Alimentación con miembros de la Federación Agronómica, de 19 institutos Tecnológicos del estado, la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Veracruzana (UV) y otros profesionales, con el propósito de reorientar y detonar el campo en la entidad.
El diputado presidente de la citada comisión, Édgar Díaz Fuentes consideró que “en el agro está la solución para revolver muchos problemas, pues nuestro estado es líder en la producción de muchos cultivos, aunque son cuatro los que abarcan 85 por ciento de la superficie sembrada en la entidad y contribuyen más a las economías municipales, como son café, caña, cítricos y maíz, de acuerdo con estudios de instituciones como el Colegio Estatal de Ingenieros Agrónomos de Veracruz”.
Contrastar y obtener lo mejor de los conocimientos empíricos y académicos puede darnos grandes sorpresas en nuestro campo. Es una oportunidad de trabajo, desarrollo y crecimiento, considerando que buena parte de nuestros municipios son semi-rurales y rurales.
No olvidemos que la autonomía alimentaria es la base de toda sociedad independiente y debemos volver la mirada a nuestros productores primarios que, pese a la globalización, siguen labrando la tierra y brindándonos el resultado de su trabajo.
Si tomamos como “termómetro” las protestas campesinas, pareciera que hay poco apoyo institucional. Por supuesto que no se trata de dar tractores o volver a los tiempos de los créditos a “fondo perdido”, que más que ayudar dañaron la forma de pensar y trabajar de muchos campesinos. Se trata de capacitar y de que gente con perfil sean los responsables municipales de atender estos asuntos en los ayuntamientos.
Pero como dice el citado legislador: “Lamentablemente no le inyectan recursos al campo. No se trata de comprar un tractor, sino de apostar por la capacitación, la asesoría y fomentar la organización productiva formando asociaciones, para que a los productores les vaya mejor.”
Hay que sembrar para cosechar, dice la sabiduría popular. Aún tenemos tiempo para reorientar la política agropecuaria e incluso buscar alianzas dentro y fuera del país, para subsanar nuestras deficiencias y perfeccionar lo que estamos haciendo bien.
Por hoy es todo. Le deseo un excelente día y nos leemos en la próxima entrega.