De origen argentino, llegó a vivir a México en el año 1953 por invitación de Diego Rivera, en 1961 se nacionalizó mexicana, y en el pasado mes de febrero murió en la ciudad de México a la edad de 92 años, me refiero a la gran crítica e historiadora de arte, Raquel Tibol (1923-2015.)
Raquel Tibol fue una mujer “distinta y distante”, de carácter fuerte, no se doblegaba ante nadie, convivió con los grandes artistas mexicanos del siglo XX, entre ellos, Diego Rivera, vivió con Frida Kahlo, fue amiga de Siqueiros, pero cuando se sintió ofendida por él, en el mismo instante lo abofeteó, recién llegada a México entrevistó al gran cineasta Luis Buñuel, tiene una amplia obra publicada que abarca aproximadamente 40 libros, todos esto y mucho más representa la enorme figura de Raquel Tibol, y la mejor manera de despedirla, es leyendo su valiosa crítica de arte titulada: Orozco, Rivera, Siqueiros, Tamayo, publicada en la colección “Testimonios del fondo”.
Los Testimonios del fondo, fueron publicados en el año de 1974, por el Fondo de Cultura Económica. Raquel Tibol en ésta publicación realiza un análisis crítico e histórico de cuatro artistas pilares de las artes plásticas, como lo son: José Clemente Orozco (1883-1949), Diego Rivera (1886-1957), David Alfaro Siqueiros (1896-1974) y Rufino Tamayo (1899-1991).
No se necesita ser un experto en pintura para interesarse en la lectura de estos testimonios, escritos por Raquel Tibol, porque conocer la vida, trayectoria y obra de los pintores antes mencionados, es conocer desde el arte parte de la evolución política, cultural, social e histórica de México. Lo antes señalado se puede corroborar cuando en estos testimonios, Raquel Tibol escribió:
“Es indudable que el muralismo mexicano es un fruto de las condiciones producidas por la Revolución agrario-democrático-burguesa iniciada en 1910; pero el pensamiento avanzado de sus mejores artistas le permitió sobrepasar el enmarcamiento ideológico de la Revolución Mexicana y llegar a obras que son ejemplos cumbres del realismo de nuestro tiempo.”
En los testimonios podremos conocer desde la histórica y critica pluma de Raquel Tibol, el conflicto que causó Diego Rivera en Estados Unidos, por pintar en el Rockefeller Center la figura de Lenin, el artista mexicano por voluntad propia no estaba dispuesto a quitar la pintura, fue por tal motivo que el cierre del edificio ocurrió así:
“La entrada al edificio fue cerrada con una pesada y gruesa cortina, mientras las calles que rodeaban el centro eran patrulladas por policías montados y el cielo se llenaba con el ruido de los aviones que volaban alrededor del rascacielos amenazando por el retrato de Lenin.
El justo valor que Rivera le daba a la publicidad hizo que su reacción no fuera negativa, pues calculó que aunque todos los habitantes de Nueva York hubieran acudido a ver su mural el número no hubiera pasado de siete millones, mientras que al asaltar y tapiar la obra, la prensa, la radio, el cine dieron tan amplia publicidad a la misma que 125 millones de personas se enteraron que el retrato de Lenin estaba en el Rockefeller Center.”
Cuando se refiere a Rufino Tamayo, Raquel Tibol nos platica que al final Diego Rivera reconoció enormemente la pintura de Tamayo, porque es importante aclarar o recordar según sea el caso, que los tres grandes muralistas fueron Orozco, Rivera y Siqueiros, porque Tamayo rompió con ellos en la forma y fondo de interpretar el arte, sobre este punto Tibol apuntó:
“La pintura de Tamayo no fuerza su presencia en las paredes de un lugar público. Su sensibilidad es espectacular y tiene estridencia cívica. Su repertorio abarca, cada vez con mayor insistencia, hechos o situaciones que interesan o afectan al hombre de nuestro tiempo como ser social. Tras una apariencia meramente decorativa, sus cuadros contienen poesía y revelan actitud ética. Con lenguaje esotérico y expresionista relatan la preocupación por las nuevas situaciones individuales y colectivas, intimas y públicas, del hombre de la era atómica y cosmonáutica.”
Si se continúa con la lectura de los testimonios, el lector podrá realizar un breve recorrido por algunas pinturas de José Clemente Orozco, pero de éste pintor originario del Estado de Jalisco, Raquel Tibol hace mención especial de su autobiografía, donde Orozco señaló:
“Lo que diferencia al grupo de pintores muralistas de cualquier otro grupo semejante es la capacidad crítica. Por la preparación que la mayor parte de ellos tenían, estaban en la posibilidad de ver con bastante claridad el problema del momento y de saber cuál era el camino que había que seguir. Se daban cuenta perfectamente del momento histórico que les correspondía actuar, de las relaciones de su arte con el mundo y la sociedad presente.”
Los Testimonios del fondo son concluidos con David Alfaro Siqueiros, es importante señalar que independientemente al conflicto que tuvo Raquel Tibol con Siqueiros, ella siempre admiró la obra completa de los muralistas mexicanos e incluso escribió algunos libros sobre ellos, entre los que se encuentran: «Diego Rivera: arte y política»(1979), ), «Siqueiros: vida y obra»(1974).
De Siqueiros, Raquel Tibol comentó: “Examinada la pintura y conducta de Siqueiros, hay que reconocer que muy pocos latinoamericanos se han mantenido, como él, tercamente fieles a una determinación ideológica, fidelidad que nunca se apoltronó en la molicie de lo gregario, sino que tuvo la necesidad o se impuso el deber de aportar, siempre renovada, su actividad, su singularidad, su impulso creador. Paul Eluard lo entendió claramente en unos versos que escribió en 1951 con el título de David Siqueiros habla, los que comenzaban con estas palabras: “Trabajando para todos los demás soy libre pues me sé en la luz de cada uno.”
Estos fueron los Testimonios del fondo de Raquel Tibol, una mujer que ha dejado una huella imborrable en la cultura mexicana como crítica e historiadora de arte, prolífica escritora, periodista, en general, una mujer que siempre fue distinta y hoy lamentablemente ya nos resulta distante, sin embargo, aquí está la presente columna que es un pequeño testimonio de la enorme figura que fue Raquel Tibol.
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