“Ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en la paz, como sustituto bondadoso de la justicia; y sobre todo, ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni paz”. Eduardo J. Couture
En 1960 siendo Presidente de la República el Licenciado Adolfo López Mateos, se declaró el 12 de julio “Día del Abogado”, a petición del periódico el Diario de México, en conmemoración de la primera cátedra de Derecho impartida en América en la Real y Pontificia Universidad de México en el año de 1533.
Como abogado que soy, esta fecha tiene una especial significación al ser orgullosamente egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana, en donde tuve la fortuna de contar con extraordinarios Maestros que me inculcaron el amor y la pasión por la profesión jurídica, entre ellos, Othoniel Rodríguez Bazarte, Salvador Bouzas Guillaumín, Mercedes Gayosso y Navarrete, Francisco Loyo Ramos, Héctor Salmerón Roiz y Manuel del Río González, lamentablemente todos fallecidos.
Mi Alma Mater me brindó también la oportunidad para continuar con mi formación académica, al realizar becado estudios de especialización y posgrado en los Estados Unidos, España, Francia, Holanda e Inglaterra, en donde pude profundizar mis conocimientos del derecho constitucional, teoría del Estado y ciencia política en vía comparada, entre otras importantes disciplinas, así como la praxis del Estado de derecho y la cultura de la legalidad, como elementos indispensables de los regímenes democráticos.
Por cuanto hace a mi trayectoria en el ejercicio profesional, fue el Licenciado Manuel del Río González quien me brindó por primera vez la oportunidad de aplicar los conocimientos que adquirí en las aulas universitarias, colaborando con él en el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Veracruz. Posteriormente, el Licenciado Ignacio Morales Lechuga, ex Rector de la Escuela Libre de Derecho, ex Procurador General de la República y del Distrito Federal así como Notario Público, a quien considero el abogado mas completo del país en los últimos años, me dio la oportunidad de trabajar a su lado en la Secretaría de Gobierno del Estado de Veracruz, siendo mi primer empleo remunerado.
La grata coincidencia de haberme formado como abogado, y poder servir desde los inicios de mi formación profesional hasta la fecha en el poder judicial veracruzano, en la administración pública federal en Fonatur y Fonhapo, y local en la Subsecrataría de Gobierno, así como en los Congresos de la Unión y del Estado de Veracruz como diputado, y actualmente como senador de la República, siendo uno de los legisladores mexicanos permanentes del Parlamento Latinoamericano, me lleva a destacar el papel trascendente de los profesionales de la ciencia jurídica en nuestro país y en el mundo, como factores de trasformación y progreso. Ninguna nación ha conquistado mayores niveles de desarrollo económico, político, social, cultural, e incluso científico y tecnológico, si no es sobre la base de construir y afianzar la cultura de legalidad y el Estado de Derecho.
Así como sucede con otras profesiones, se ha cuestionado injustamente a la abogacía por causa de personas que han equivocado su vocación, desvirtuando sin escrúpulos los valores de la ciencia jurídica al realizar actos inmorales y contrarios a la ética, manchando el prestigio y la honorabilidad de quienes luchamos todos los días por dignificarla, pues solamente a través del Derecho se puede alcanzar los ideales de justicia, tal y como el insigne jurista romano Ulpiano la definía “Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi” (justicia es la continua y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho).
Sirvan estas reflexiones para expresar mis más sinceras felicitaciones a todos los abogados y abogadas veracruzanas en su día.