La Ciudad de Danzig (hoy Gdansk) es una Ciudad que pertenece al País de Polonia, cuando concluyó la primera guerra mundial y se firmó el Tratado de Versalles en 1919, Danzig fue declarada Ciudad libre con derechos muy favorables hacia Polonia, antes de ésta declaración, Danzig estaba bajo el dominio de Prusia (hoy Alemania). En éste ambiente de posguerra y siendo Danzig Ciudad libre, en su territorio nació uno de los escritores más importantes del siglo XX, ganador en (1999) del Premio Nobel de Literatura, me refiero al escritor Günter Grass, quien acaba de morir a los 89 años de edad, en el pasado mes de abril.
Cuando surge el interés por conocer la obra y vida del escritor alemán, lo primero que va descubriendo el lector, es que estamos frente a un hombre impresionantemente dotado de cualidades artísticas. Günter Grass además de ser un Premio Nobel de Literatura, fue escultor, dibujante, músico y dramaturgo, pero también fue un hombre políticamente activo, defensor de la libertad y muy cercano al Partido Social Demócrata de Alemania.
La obra de Günter Grass es bastante amplia, sin embargo, no hay la menor duda que el libro más célebre del escritor alemán es: El Tambor de Hojalata, publicado en el año 1959 y considerado uno de los libros más importantes de la literatura universal.
El escenario central de esta magistral novela es precisamente la Ciudad de Danzig, toda la historia es narrada en tres periodos históricos y difíciles de la humanidad como lo fue la etapa de preguerra, la segunda guerra mundial y el periodo de posguerra, en este ambiente tan difícil, complicado, inhumano y marrullero, el lector conocerá a un personaje enigmático, único, y finalmente entrañable como lo es Oscar Matzerath.
Por desarrollarse la historia en todo el contexto histórico antes señalado, la novela El Tambor de Hojalata es bastante amplia, y aunque la obra está dividida en tres libros, la temática, la trama, y finalmente la historia es la misma. Toda la novela gira alrededor de la vida de Oscar Matzerath, quien nace en la Ciudad de Danzig en el año 1924, pero Oscar desde que nació no fue un niño normal, porque desde el vientre de su mamá llamada Agnés, escuchaba y comprendía lo que platicaban los adultos, es por ello que Oscar nos platica su nacimiento de la siguiente manera:
“Es más, lo que captaba con el oído lo ponderaba al propio tiempo con ingenio agudísimo, y después de haber reflexionado debidamente sobre todo lo que había escuchado, decidí hacer esto y aquello y no hacer, en ningún caso, eso y lo otro.
–Es un niño –dijo aquel señor Matzerath que creía ser mi padre –. Más adelante podrá hacerse cargo del negocio. Ahora sabemos por fin para quien trabajamos.
Mamá pensaba menos en el negocio y más en la ropita de su bebé; -Ya sabía yo que iba a ser un niño, aunque alguna vez dijera que sería una nena. –Así tuve ocasión de familiarizarme con la lógica femenina, y en seguida dijo: -Cuando el pequeño Oscar cumpla tres años, le compraremos un tambor.”
Oscar fue conociendo el mundo al que venía a vivir y convivir, de entrada la primer duda que tenía, consistía en saber si era hijo de Alfredo Matzerath o de Jan Bronski, porque si bien el esposo oficial era Alfredo, Oscar vio muchas veces las enormes escenas de pasión en la sala de su casa, entre su mamá y su tío Jan. Por muchos sucesos que escuchó, vio, vivió y después de reflexionar su decisión, Oscar decidió a partir de su cumpleaños número tres, no crecer, y fue así con una estatura de niño de tres años, pero conociendo y comprendiendo todo como cualquier adulto, que Oscar vivió gran parte de su vida.
Por supuesto que la decisión de no crecer, fue una manera de demostrar un repudio al mundo que había venido a vivir, pero esto que he comentado apenas si es el contenido de una página de la novela, porque a partir de aquí imagínese usted mi estimado lector, lo que podrá leer en una novela tan amplia, pero tan entretenida y escrita con una claridad asombrosa. Oscar nos platica el origen de su familia apellidada Koljaiczek, y se van desarrollando generaciones, tras generaciones, en un ambiente de pleno derrumbe universal.
En El Tambor de Hojalata, no hay tema de interés social que no se aborde, guerras, política, familia, religión, sexo, música, muerte, de verdad es difícil enumerar, porque es un universo lo que éste magistral escritor aborda en ésta novela, sin embargo, hay un punto clave para leer la obra y es lo que en su momento Günter Grass comentó: “El milagro alemán hizo que la gente satanizara al nacionalsocialismo y llegara a afirmar que el nazismo y el fascismo habían sido demonios venidos en la noche a mover al crimen a los pobres alemanes. Eso era una falsedad. Todo sucedió en forma democrática y a la luz del día: los jóvenes votaron por Hitler y la mayoría del país lo aclamó. Al finalizar la guerra cuando estuve en un campo de prisioneros comencé a oír comentarios acerca de los crímenes alemanes, pero me negaba a creerlo; no era posible que los alemanes hicieran tales cosas. Conocer esa verdad me dejó muy impresionado, y supe que algún día escribiría sobre ella (…) El Tambor de Hojalata quiso ser ese ejercicio de desmitificación.”
Lo antes comentado por Günter Grass, lo podrá percibir cuando lea que en la sala de la casa de Oscar Matzerath, había dos imágenes casi sagradas en esos momentos, una es la de Beethoven y otra es la de Hitler, con el transcurso de los años el pobre Oscar al ir viviendo en un mundo de tanta falsedad y horror, lo único que le importaba y daba sentido a su vida era tocar su tambor de hojalata.
Con su tambor, Oscar relató hasta la última página de la novela, hay momentos donde el vacío llegó a ser tan profundo, como cuando un día Oscar acompañó a su mamá Agnés a confesarse a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en lo que a ella un sacerdote le perdonaba sus pecados, Oscar fue en busca de una escultura de Jesús, le hablaba pero Jesús no le respondía, entonces Oscar le colocó su tambor a Jesús y le dijo, no pido grandes milagros, sólo quiero que toques mi tambor, al no recibir respuesta, Oscar sólo expresó, ni para eso sirves y le quitó el tambor.
Por supuesto que El Tambor de Hojalata, no es una lectura sencilla, Oscar va describiendo cada tabú y los fanatismos de su sociedad, Hans Mayer en la contraportada de la novela escribió: “Una novela picaresca, sin dudas. Pero también literatura de advertencia. Nadie terminara fácilmente con Oscar Matzerath. Él va a seguir divirtiendo y asustando a mucha gente, también en el futuro.”
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