México no puede seguir funcionando bajo el esquema de los últimos 80 años, donde un gobierno paternalista ha dejado a la iniciativa privada y a la sociedad en general en un círculo vicioso donde se pierde iniciativa, creatividad, competitividad y además merma la capacidad empresarial del país al proteger intereses corporativos, realizar reformas contraproducentes a la generación de actividad económica y un sinfín de medidas y decisiones que provocan el estancamiento de la micro, pequeña la mediana empresa que realmente son el bastión que sostiene a este país.
Desgraciadamente, todo parece indicar que seguiremos en este círculo vicioso al menos en el corto plazo, ya que de acuerdo al Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas, el número de compañías registradas en México creció tan solo 1.8% anual entre 2010 y 2014, pasando de 4,331,202 a tan solo 4,926,061 empresas.
Lo que es verdaderamente alarmante, es que exceptuando Baja California, Baja California Sur y Quintana Roo, los 27 estados restantes y sorpresivamente el Distrito Federal, han tenido un crecimiento negativo terrorífico respecto al número de empresas existentes en los últimos cinco años.
Para darnos una mejor idea, la siguiente tabla explicará la variación porcentual del número de empresas registradas en los últimos cinco años de los estados más representativos de la economía nacional.
ESTADO VARIACIÓN % 2010-2014
Quintana Roo +11%
Distrito Federal -49%
Veracruz -31%
Jalisco -27%
Nuevo León -23%
Fuente: Comunicado del INEGI, DENUE 2015
Como se puede apreciar, dejando a un lado el crecimiento generado por el sector turístico, la realidad de la micro, pequeña y mediana empresa nos habla de un problema de forma (operación interna) y de fondo (macroambiente de negocios) muy severo en el que las compañías no encuentran la manera de subsistir en el ecosistema empresarial mexicano actual.
De acuerdo al Reporte Global de Competitividad 2014 emitido por el Foro Económico Mundial, los principales problemas hacer negocios en México son la corrupción, la inestabilidad gubernamental, el mal diseño de políticas públicas, la ineficiencia burocrática, la regulación fiscal y acceso restringido al crédito.
A esto hay que sumarle la poca preparación y el bajo nivel de conocimientos administrativos, financieros y de marketing con el que operan la gran mayoría de las MIPYMES en México y debido a todo lo mencionado anteriormente, el 80% de las empresas desaparecen antes de cumplir el primer año de vida.
Los números no mienten, y nos están mandando un mensaje claro: El modelo actual NO funciona y NO es sostenible a largo plazo.
Y en un país donde el 95% de las empresas son PYMES, corremos el riesgo de caer en un eterno estancamiento, y ese es un lujo que no podemos darnos.
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