No hay civilización sin estabilidad social. No hay estabilidad social sin estabilidad individual. Aldous Huxley
Una imagen idílica de las cosas puede convertirse en un aspecto difícil pero a la vez complaciente de lo que en realidad sucede. Sin duda apostar por la libre expresión y la pluralidad es el mejor ejercicio que puede existir para el revestimiento de una república que cuando parece que da un paso para adelante inmediatamente da dos para atrás.
Infundir confianza en la individualidad requiere de un quehacer de congruencia por parte de todos los actores públicos y sociales. Este país ajado en la recurrente asimetría social parece carecer de instrumentos para avanzar.
La seguridad hacia los cuerpos de comunicación es elemento indispensable para que la sociedad funde esperanza sobre el desempeño de la esfera pública.
La vida moderna requiere que la integridad de todos los actores se refleje en un conflicto de ideas y no de intereses, dado que al final todos transitamos hacia el mismo rumbo, que es la búsqueda del bienestar general.
Ante la presunción de hostigamiento sobre algunos medios de comunicación, podemos expresar que en términos aspiracionales de una democracia de calidad, esto acota su florecimiento.
Porque los medios de comunicación son el conducto que acerca el mensaje general de los acontecimiento con la sociedad.
Sobre todo en momentos donde los requerimientos sociales demandan de un cuerpo administrativo que emerja una mecánica no inercial, sino creativa, cambiante y sujeta a resultados.
Para alcanzar efectos satisfactorios es imprescindible hilvanar una correcta relación entre todos los actores sociales, este gran prior, se merma cada vez que se presume la muerte dolosa sobre un periodista.
Sobre todo cuando ello dicta que el desenvolvimiento de ciertas profesiones no se respectan, lo que marca una escisión y una tendencia alicaída de lo que espera la sociedad con respecto a las funciones propias del Estado como ente soberano.
Para ello, todos los atropellos que se presenten sobre cualquier persona sin importar profesión, debe ir acompañado de la idea fundamental de que es esencial que el Gobierno salvaguarde la vida social con sentido justo, democrático y benéfico para la mayor densidad demográfica posible.
El advenimiento político y social, requiere mayor legitimidad de la acción pública y, más ahora que la sociedad navega entre el escepticismo, la desinformación y los problemas económicos.
Ante ello, los agentes públicos deben buscar las maneras para reactivar la participación social, pues solo en ella se encuentra el cambio, sobre todo cuando se aspira a transformar a México.
Pues la historia, que es buena consejera, nos muestra que solo se transforman para bien las cosas cuando se inserta a la sociedad como núcleo detonador de cambio.
En definitiva, no se puede integrar a la sociedad a paso uniforme cuando no hay una plena pluralidad y la libre expresión se transgrede.
Por otra parte, los que desempeñan la acción informativa, también es esencial que dicten su quehacer con el mayor profesionalismo posible, para que la congruencia entre el decir y el hacer sea una positiva dinámica.
Recordando:
• El presupuesto base cero es un instrumento sumamente técnico que por perfil y trayectoria se infiere que solo el 3% de los próximos legisladores comprenderá.
• En México la libre expresión es mayor que en muchos países latinoamericanos pero debe mejorar.
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