» A Miguel Angel Osorio, con la fuga de «El Chapo», le estalló la crisis en la cara; a Videgaray le salieron mal las cuentas de la Reforma Energética y la economía se hundió; Aurelio Nuño demostró que no tiene el equipaje para aguas profundas. Qué pasó durante la cabeza del presidente Peña Nieto durante todos estos días, sólo él lo sabe. Pero lo que se ve hacia fuera es un cambio radical. Dos designaciones reflejan que las cosas se modificaron substancialmente en Los Pinos. La primera fue el nombramiento de Miguel Basáñez como embajador en Washington (tuuxpeño, ya recibió ayer el beneplácito de EU); la segunda, entregar el PRI a Manlio Fabio Beltrones. Las dos decisiones están por fuera de la lógica del poder de la «Presidencia Tripartita» que asumía el poder como si el mandato lo tuvieran ellos, hasta antes de estor dos pequeños golpes de timón. Basáñez, no salió de ese grupo. Nuño no lo tenía integrado como opción. Pertenece al entorno familiar de Peña Nieto. Con Beltrones y con Basáñez, Peña Nieto jugó por instinto de sobrevivencia y trascendencia». Lo comenta Raymundo Riva Palacio en «Eje Central».