*»Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa» Demócrito Seguramente todos podemos estar de acuerdo que en la actualidad la comunicación se ha convertido en el medio más importante de supervivencia y entendimiento para todo ser humano, su influencia en todos los aspectos de la vida humana, ha transformado la empresa moderna, la sociedad, los sistemas de organización, transporte, defensa, proporciona dominio y capacidad de crear herramientas para llegar a lograr las metas deseadas. Ante esa realidad nadie en su sano juicio debe tratar de manejar y maquillar la información para exaltar antivalores que han dañado a la sociedad en lo más profundo de la verdad, dignidad y libertad ¡Pero se hace! Hace unos días una televisora comercial de nuestro país, utilizó a una de sus comentaristas más “cotizadas” para realizar dos programas para una entrevista, donde el valor supremo que manifestó siempre el entrevistado fue el crimen, la violencia y la irracionalidad. Efectivamente me refiero a la entrevista que se le hizo a Jhon Jairo Velásquez, alias “Popeye”, uno de los sicarios más sanguinarios y salvajes que tuvo bajo su mando el colombiano y narcotraficante Pablo Escobar Gaviria. Para nadie es un secreto que el hombre tiene una necesidad fundamental, distinta de la puramente física de alimentarse y guarecerse; la necesidad de comunicarse con sus semejantes, esta imperiosa necesidad es primordial para su supervivencia, pero parece que vamos en un retroceso atroz; tan es cierto que hasta películas y telenovelas de mafiosos mexicanos tienen un éxito inusitado. La comunicación es la relación entre un emisor y un receptor a través de un mensaje que es transmitido con un código de signos y por un canal o medio determinado y todo ello condicionado por el contexto o circunstancias ambientales. Por eso es cuestionable el uso de un medio de comunicación masiva para hacer una apología del crimen, disfrazada con la superficialidad de la comunicadora que le negaba méritos al facineroso, pero que proseguía en la indagatoria de su estela de daños y masacres que cometió. En este intercambio de ideas, datos, actitudes, miradas, gestos, opiniones y órdenes entro dos sujetos, con el fin de provocar ciertas reacciones, la opinión de este maloso tuvo mayor impacto y dimensión ante el auditorio, siendo que hasta torpe y repetitivo se percibía, así que imaginasen en que papel quedó la entrevistadora. Sin duda que una verdadera comunicación es la que se ejerce entre dos personas o grupos, o entre un grupo y una persona mediante el diálogo, y al ser percibida por una audiencia, cada quien capta lo mejor o peor de cada participante. La comunicación supone, en quien la recibe, una actitud activa y en quien la da un respeto y capacidad de ver el punto de vista del otro. A lo anterior manifiesto con energía mi más sentido rechazo a programas como ese, donde el libreto fue superado por la malicia de un ignorante en cuestiones de comunicación, pero eficaz asesino. Si eso sucedió en cadena nacional y más allá de nuestras fronteras con un tipo analfabeta, pero hasta siempre creyente de que su actividad criminal era necesaria, todo con el fin de que no cayeran en las manos de la justicia estadounidense, a quien retacaban de drogas, pervirtiendo a su ya deformada juventud. Por no planear entrevistas de este tipo, obviamente se obtendrán resultados adversos, lo que es grave y aniquilante para las nuevas generaciones. Si esto sucede con los criminales comunes y corrientes, aún los más salvajes ¿Qué será con los que conocemos como delincuentes de cuello blanco? La frontera entre lo lícito y lo ilícito se nubla y su visibilidad disminuye, máxime cuando la investigación es difícil de llevar a cabo debido a la escasez de denuncias (los agraviados siempre están sometidos, temerosos, coaccionados y enajenados), el apoyo de otros colegas profesionales, a la posibilidad de costearse defensores de prestigio, a una policía no preparada, a la dificultad para recoger pruebas, a la posibilidad de atajar estos problemas mediante conciliaciones políticas y acuerdos de cúpulas, lentitud burocrática de la justicia. Sumándose ahora la falta de memoria de comunicadores serios, que ahora ven en los caciques, extorsionadores, nepotistas, ambiciosos y mafiosos, personajes dignos de admiración; todo por hacerse los simpáticos y ostentar su poder -no sólo sindical- sino el gubernamental, mercenario del partido político en el poder que le ha dado todo, y que increíblemente ahora sueltan el rumor de que puede ser candidato a gobernador de Veracruz ¡Inaudito! Podemos ver como entre nosotros tenemos muchos delincuentes de Cuello Blanco, personas que por su apariencia física y su forma de comportarse engañan a cualquier persona y así se ponen más cerca de su blanco, que es el robo de dinero, y con la permisidad de las autoridades seguirán jineteando los dineros de otros muchos; todo sea que siga obedeciendo los designios de un sistema corrupto y corruptor, no hacerlo así, es cavar su tumba ¿Verdad Elba Esther Gordillo? Delincuentes de Cuello Blanco es aquel delincuente que viste siempre apropiado, tiene buena presencia, ocupa una posición de privilegio y sus delitos son difícilmente investigados o encontrados; pues el temor de sus agremiados y el sometimiento de las mayorías le da esa impunidad. Con este tipo de delincuentes no se garantiza la efectividad de la ley, por la influencia que este tipo de delincuente tiene. Sin duda que muchos avezados comunicadores se subyugan ante los poderosos, así sean estos; seres despreciables, ruines y miserables ¡Estamos! alodi_13@nullhotmail.com