Arreglaba mis cosas para salir a trabajar cuando en el televisor escuchaba una noticia que me tuvo todo el día intranquila: “Niño sicario es contratado en facebook.

Ya sabía que el facebook es ocupado por bandas para secuestrar, para tráfico de mujeres, para pornografía infantil, pero realmente me sorprende que sea un medio para contratar al asesino de alguien.

Hoy, la declaración de un adolescente de 14 años lo comprueba, al decir que recibió en su bandeja de facebook la oferta por la que le darían 31 mil pesos.

No sé si lo pensó mucho, pero se puso en contacto con el ofertante, y de allí quedaron que un taxista pasaría por él, le entregaría una pistola calibre 40, lo llevaría al lugar donde estaba su víctima, y él haría su trabajo… aunque se le aclaró que no recibiría el dinero hasta que matara al hombre que había sido señalado.

Y así lo hizo, le disparó en la cabeza y corrió hacia la avenida; sin embargo, tuvo mala suerte porque los policías se percataron de los hechos y lo detuvieron.

Hoy, el menor está detenido por asesinato y sin el dinero prometido.

Actualmente, si verificamos las estadísticas, son los menores de edad los que más cometen robos; incluso, dicen por allí, que lo hacen porque los sueltan rápido.

Según datos del Inegi, en el Censo Nacional de Impartición de Justicia Estatal 2014, a nivel nacional, 13 mil 960 adolescentes fueron procesados por diferentes delitos: 539, por homicidio; 2 mil uno, por narcomenudeo; 7 participaron en evasión de presos; 71, por extorsión; 23, por secuestro exprés, y 169, por secuestro.

Ahora que si hablamos del total de menores presos, tal vez sean unos 5 mil, de los cuales como mil han sido sicarios. Allí tenemos al “Ponchis”, quien al parecer cometió 4 homicidios, aunque él dice que fueron cien; a la fecha se encuentra libre. O los cinco menores de edad que mataron al pequeño Christopher jugando al secuestro.

Pero ¿Qué sucede con los jóvenes? ¿Por qué encuentran su alianza con la delincuencia?

Hace un día platicaba con un amigo precisamente sobre el tema y tratando de buscar culpables, nos enfocamos en la necesidad económica. Sin embargo, siempre ha existido necesidad a través de los años. ¿Qué pasa entonces?

El asunto va más a fondo, a su origen: la familia. De allí que aunque el adolescente recibiera cien ofertas, si tiene valores inculcados, definitivamente haría caso omiso.

Aunque los que saben, afirman que un detonante es la violencia en el entorno social y familiar que vive el adolescente, al grado que optan por tener de modelo hasta de algún delincuente… El Chapo, por ejemplo.

La violencia que impera actualmente hace que la vida se desvaloralice, incluso se dice que seis de cada diez adolescentes observan escenas de violencia en su casa. De esos seis, cuatro la padecen, evento que reproducen posteriormente.

Ante este escenario, se ha hablado mucho de reducir la edad penal, aunque mi amigo tiene una mejor propuesta: castigar a los padres de los niños que cometan algún tipo de delito.

Eso definitivamente mantendría a los padres o tutores vigilando a sus hijos.

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