Buen día apreciado lector:

Dado que hoy por hoy es tan complicado publicar cuestiones de política, ahora mejor les quiero contar un asunto, ese sí, que fue verdaderamente una tarde de perros, de la que ni siquiera quisiera se de por enterada mi amiga Namiko, de la Comisión para la Defensa de los Periodistas.

Luz María, mi esposa, que es campeona mundial de salvación de perros en la calle, cuando ve uno en peligro me obliga a orillar a la orilla el coche para detener el tráfico; pese a su propio riesgo porque se baja corriendo para evitar que atropellen a los perros que andan perdidos y que confundidos se atraviesan y regresan al arroyo vehicular.

Eso pasó en Xalapa el sábado a eso de las cinco de la tarde, dos cuadras antes de la iglesia de Maestros Veracruzanos.

Quién sabe cómo le hace, pero como a dos cuadras adelante, Luz María divisó uno de raza parecida al yorkshire terrier, y empezó: “lo van a matar”; “¡detente!”, “¡pobrecito!”.

Y sí, allá se veía un perrito café corriendo ya para adelante, ya para atrás, ya entre los árboles del camellón que sembró el gobernador Acosta Lagunes.

Y ahí iba ella, a media calle, entre los claxonazos al conductor de mi carro que bloqueaba el libre paso, o sea a mi.

“¡Pst, pst, perrito, perrito!”, y el espantado animal, se paraba, la veía con desconfianza y se metía al camellón y enseguida regresaba a la calle.

Afortunadamente como que entendió el problema y frente al templo se metió bajo un coche negro y ahí se echó, pegadito a la banqueta.

Le gente que caminaba solo los veía y se reía.

Los automovilistas ni siquiera supieron qué pasó; ajenos al acontecer cotidiano de la ciudad, como autómatas indolentes, mientras el reportero estacionaba el vehículo siguieron su precipitado rumbo desconocido ignorando que estuvieron a punto de sellar una vida.

Eso sí, algunos tuvieron a bien no olvidar la sana y estridente costumbre de recordar a mi hacedora de vida mediante los clásicos claxonazos del “¡ta, ta, ta, ta, ta!”, que, como sucede cuando sucede, me permitió evocar la imagen de doña Soledad Mathey Alemán, cuyo nombre, por cierto, a cuarenta años de su partida al cielo, resonó fuerte este domingo en el templo de la Divina Providencia y en la voz del padre Jacinto Rojas Ramos.

Ah, pero ahí seguía Luz María: “¡Perrito, perrito, pst, pst!, salte, veeen!”.

-Ya déjalo, le decía este reportero que se moría de hambre.

El canijo animal se veía como de buena familia.

Traía al cuello un collar de cuero y un paliacate como los de la época de don Fernando el gobernador; al parecer se salió de alguna casa vecina cuyos propietarios a esa hora seguramente ignoraban el drama que enfrentaba su folcklórico cachorrito.

-No, si se sale lo van a matar, ayúdame a sacarlo y ponerlo a salvo, ordenaba Luz María.

-De pronto el reportero o sea yo, recordó cuando 35 años atrás, por levantar de la calle a otro perrito que aparentemente babeaba, -el animal, no yo- mojó mi mano derecha donde tenía una ligera cortada y como resultado de esa buena acción tuve que ir ¡veintiún días!, a recibir día a día una vacuna alrededor del ombligo en el centro de salud “Dr. Gastón Melo”, allá por el edificio del Correo.

No obstante armado de gran valor y de una sombrilla, le dije a ella: te lo espanto por este lado, espéralo ahí y lo atrapas.

-A ver pásame mi sueter, lo voy a jalar, replicó.

En eso se acercó un muchacho que conoce de perros y que desde su auto dijo haber visto al cachorrito rondar la calle. Solo que tuvo que detenerse más lejos.

Nomás le echó el sueter sobre la cabeza, lo jaló y lo cargó. El animalito estaba realmente asustado.

-Ahí se lo encargo mucho. ¡Cuídelo!, le pidió Luz María.

El aseguró que tiene otros perritos y que estará pendiente por si aparecen los dueños, para devolverlo.

Así terminó esa tarde de perros.

¿Usted lector no pasaría por ahí a esa hora?

SE CAYÓ EL TEATRITO EN ACAYUCAN

Tenía razón el presidente municipal de Acayucan Marco Martínez Amador, en que fuerzas muy oscuras le andaban alebrestando a la gente con el caso del huelguista de hambre Francisco Pérez Romero.

Según nota de Roberto Montalvo que aparece en el Diario del Sur, de Acayucan, inicialmente llamado por Yayo Gutiérrez, El Mensaje, Pérez Romero asegura que “todo fue un mal entendido, y que el munícipe nunca le falló” y además, que, dijo el presidente municipal: “se debió a la enfermedad que tiene su hijo, ratificando el munícipe que nunca existió la deuda de 350 mil pesos. Martínez Amador asegura que fueron actores políticos los que obligaron al huelguista para que se manifestara”.

¿Y qué sigue?, que como eran tres personas que a diario lo iban a buscar a su casa para llevarlo al parque y ponerlo en exhibición, procederá legalmente contra ellos.

De esta manera se le cayó el teatrito a quienes querían grillar a Marco quien en el poco tiempo que lleva en funciones, me dicen que ha transformado a la ciudad, que Acayucan ya no es un rancho grande, gracias a la buena actuación de este señor que ni siquiera nació en mi tierra querida. Bien hecho don Marco, con trabajo y honestidad se le debe responder al pueblo, no como otros.

SOBRESALIENTE

Con el buen propósito de impulsar el arte y la cultura en la señorial Misantla y con motivo de las festividades a los muertos, el diputado Héber Alan Carballo Salazar ha convocado a la población a participar en un interesante Festival de Catrinas y Calaveras 2015. Allá en Misantla, recientemente y a impulso del alcalde arquitecto Efrén Meza Ruiz, quien está haciendo una excelente gestión, acaba de conseguir la aprobación y donación de un terreno para que el Tribunal Superior de Justicia construya una ciudad judicial.

Que sea una buena semana con mucha paz y armonía para todos.

gustavocadenamathey@nullhotmail.com