FIDELISTAS INFILTRADOS EN EL GRUPO DE YUNES ZORRILLA

Por su ética y honorabilidad políticas, el senador priista José Francisco Yunes Zorrilla deberá ser más exigente, cuidadoso y muy selectivo con el entorno humano que lo rodea desde hace muchos meses. Y más ahora que se ha perfilado como uno de los prospectos más viables a ser postulado candidato al gobierno del estado de Veracruz por el Partido Revolucionario Institucional.

Para que su discurso político concite la credibilidad de la ciudadanía, que ya está harta de los políticos demagogos, deshonestos y sin escrúpulos, Yunes Zorrilla deberá de empezar pero a la de ya por sacudirse a esa caterva de personajes que son figuras emblemáticas de corrupción y nepotismo y que de no extirparlos serán más de lo mismo en Veracruz.

Para ser congruente entre lo que dice y lo que hace y para que la ciudadanía confíe en él, es necesario, urgente, imperativo, que se desligue definitivamente de esos políticos que se distinguen por sus conductas prepotentes, caciquiles y autoritarias, porque a la larga le van a hacer mucho daño.

Hay en el llamado equipo político de José Francisco un personaje, exponente del nefasto corporativismo sindical, que ha escalado posiciones políticas, sobre todo de representación popular, explotando y manipulando a un amplio sector de sus representados y reptando, sirviendo de alfombra a ciertos grupos políticos adversos a los Yunes del estado de Veracruz.

Zorrrunamente, este personaje se ha incrustado en el equipo del senador, pero ya se sabe que su corazón y sus intereses palpitan por el lado del recientemente nombrado Cónsul en Barcelona, España.

Para que usted lo identifique, este personaje que representa el prototipo del nefasto charrísmo sindical, ya ha prometido la titularidad de la SEV a uno de sus testaferros que le maneja los centavos. Se ha llegado a decir incluso que algunos otros personajes que rodean al senador no son tan leales como lo pregonan. Son tipos acostumbrados a revolcarse en la maldad y en la mentira, con los que habrá de tenerse mucho cuidado.

Seguramente que Pepe, que no tiene ningún pelo de tonto y si mucha malicia en cuestiones políticas, ya habrá detectado a esos perversos que son capaces de cualquier vileza y de servir de correo informativo a quienes se oponen neciamente a su candidatura.

Son esos, los personajes sin escrúpulos políticos que en lo oscurito comprometen también su apoyo y el de sus representados a al otro senador, Héctor Yunes Landa, a Gerardo Buganza Salmerón o a “los hijos del fidelismo”, para no quedar fuera de la jugada por si el proyecto de José Francisco Yunes Zorrilla no llegase a cristalizarse. Ojo.

EL PILÓN

CANDADOS INACCESIBLES PARA LOS INDEPENDIENTES

A propósito de la próxima elección para Gobernador a realizarse en 2016 en la que se elegirá representante del Poder Ejecutivo del Estado de Veracruz por un periodo de 2 años, surgen las dudas de porqué el Congreso del Estado (siendo una asamblea que en teoría es de origen popular) reformó el Código Electoral para frenar los ímpetus de ciudadanos quienes no militan en un partido, pero que deseen participar en la contienda electoral como candidatos a la primea magistratura del Estado.

De hecho, estudios muestran que la mayoría de los mexicanos no forman parte de ningún partido político, ni lo desean. Es más, a muchos les repele la forma como se conducen los partidos y los orilla a asumir una actitud apolítica, a criticar en las sombras y, el día de las elecciones, a anular su voto.

En ese orden de ideas surge el cuestionamiento ¿cómo asegurar que los “candidatos independientes” puedan competir en pie de igualdad con los candidatos que presenten los partidos políticos?

Al menos en ocho estados de la República, (entre los que se encuentra Veracruz) existen amagos para aprobar legislaciones que hagan virtualmente imposible que los ciudadanos sin partido puedan postularse como candidatos.

Cabe señalar que estos intentos son violatorios de uno de los derechos esenciales de los mexicanos: el derecho a ser elegido democráticamente. Es decir a votar y ser votado. Obligar a los mexicanos a que primero se hagan miembros de un partido para poder competir por un cargo público es violatorio de las garantías que les concede la Constitución.

Queda claro que las candidaturas independientes deban ser reguladas. Resultaría imposible poner en la boleta a cientos o miles de potenciales candidatos y aspirantes que por el simple deseo de participar obtengan un sitio en las papeletas electorales. Sin embargo, esta realidad dista mucho de los requisitos desproporcionados que algunas legislaturas estatales como la de Veracruz, le imponen a ciudadanos que cuentan con un considerable apoyo popular y que pueden brindar una alternativa política frente a los candidatos de los partidos.

Las candidaturas independientes constituyen el paso más importante en la vida política de México desde que el PRI perdió el monopolio absoluto del poder en el año 2000. Representan por una parte la posibilidad de animar a ciudadanos destacados a participar en la vida pública y que no lo harían y no lo han hecho desde la militancia partidista. Y por otra parte ponen presión sobre los partidos tradicionales para hacer una mejor selección de candidatos y ganarse la simpatía de los votantes. Es decir, fortalecen la competencia y la oferta política.

Y es que comicios van, comicios vienen y cada vez más las boletas electorales son menos atractivas con los abanderados partidistas. Escasos aspirantes parecen atractivos a los votantes y, en el mejor de los casos, con los candidatos independientes se busca establecer balances entre los partidos o ejercer alguna forma de voto útil desde la sociedad civil.

Es natural y positivo que los partidos, después del triunfo de El Bronco en Nuevo León, se encuentren preocupados por su futuro. Su reacción espontánea es la de poner la mayor cantidad de obstáculos posible al registro de candidatos independientes, en vez de analizar las razones por las que la sociedad los rechaza. Quizá por eso han tramado impulsar desde el mismo gobierno candidatos dizque “ciudadanos” para mantener el Status Quo del grupo en el poder.

Hoy corren un riesgo mayor, pues los partidos que se opusieron a las candidaturas ciudadanas aumentando dentro de la legislación electoral los requisitos, y haciéndolos casi imposibles, dan prueba del temor que tienen a la competencia y el deseo de mantener las prebendas que precisamente los alejan de la preferencia de los electores. La cancha debería ser pareja empero, la pelota está del lado de los partidos.

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