¡El PRI sin memoria ni tiempos!
Sin dejar las emociones que provocan las esperanzas sexenales cada que se renueva la gubernatura del Estado y al igual que millones de veracruzanos ponemos esa sensación de que ahora si cambiaran las cosas y por ende, mi suerte. Va mi reflexión.
En esta ocasión seguimos manteniendo la ilusión de la posibilidad de ser recompensado como priista de 50 años de militancia, de las cuales ingenuamente esperamos se fijen en mi para reconocerme el esfuerzo, entrega y lealtad a la institución en la que como miles, iniciamos poniendo propaganda en las calles y buscando el voto en los barrios y colonias bajo el compromiso de hacer algo o mucho, por los que casi toda su vida, dieron voto y pasión por el PRI.
¡Oh sorpresa!, ni los méritos ni la pasión han sido suficiente para ser tomados en cuenta cuando de elegir liderazgos se trata.
Por enésima vez, en el PRI volvemos a lo que siempre hemos hecho, a la toma de decisiones al más alto nivel olvidando las bases, y no porque tal o cual candidato a dirigir el partido sea ni bueno ni malo, lo que deja mucho a que desear es la forma y el método de elección, en la cual unos cuantos por el solo hecho de ser lo que son o fueron lo que fueron, lo aprueban como si no tuviéramos ni inteligencia ni memoria quienes nos decimos militantes.
A lo largo de ese medio siglo, no registramos una elección en donde las bases decidan abierta y libremente quienes deben dirigir al partido.
Para alguien bien informado del acontecer social y político no escapa una realidad de Perogrullo, “los veracruzanos carecemos de líderes reales”, que provoquen movilidad social.
No vemos ni sentimos a un dirigente político, social o religioso que nos convenzan con sus tesis, reclamos y proyectos de solución a la grave crisis generalizada que padecemos.
Los dirigentes no necesariamente son líderes, ni los lideres dirigentes, eso es un hecho inobjetable, sin embargo y lamentable, es que quienes dirigen lleguen a engañarse a sí mismo, creyendo que por dirigir, asuman liderato.
Ojala y no nos equivoquemos, las cuestiones políticas están muy enconadas como para creer que el cambio de dirigente, traerá liderazgos, ¡jamás!, hay cuestiones en el ambiente que no resuelve un desayuno de cúpulas en las Ánimas. Falta sentir el pulso del barrio, de la colonia y de las universidades en donde la identidad con los políticos está lejos de esos que toman las decisiones por todos.
Ojalá y no veamos un voto de rechazo por la tomada de pelo a la que somos sometidos quienes pensamos y sostenemos al partido con el voto.
Los liderazgos se ganan con hechos y trayectorias, con historia y con el tiempo, creer que se es por el hecho de llegar, está por verse.
Valente.guerrero@nullgmail.com