Buen día apreciado lector:

Fue impresionantemente asombroso.

La fuerza política y moral de Pepe Yunes Zorrilla; la simpatía ancestral de su padre don José, la de su hermano Ramsés, la de toda su familia, los acuerdos a prueba de fuego con Héctor Yunes Landa y seguidores, -¿vio la foto donde se ven a los dos platicando en medio del bello paisaje de neblina allá en el rancho San Julián?- más las ansias de borrar toda huella del “fidelismo”, llevaron ayer al World Trade Center de Boca del Río a una imponente multitud de priístas que a través de Pepe o de Héctor, aguardan un cambio esencial en las políticas públicas de Veracruz.

Al informe de Pepe como senador de la República fueron seguramente más de diez mil, acaso quince mil, lo cierto fue haber estado ahí para entenderlo, como en los viejos tiempos de las bufaladas priístas.

Querer entrar al recinto por una puerta y no lograrlo, y buscarlo por otra, y luego por otra casi arrollado por la masa, y conseguirlo, al fin, por la más difícil, la del gobernador, pero llevado casi a rastras, apretujado por renombrados personajes que perdían la figura con tal de ingresar.

Fue todo un espectáculo.

Ah, pero qué contundente entrada la del discurso con la que abrió el joven Pepe cuando agradeció la asistencia del gobernador y sus señales de unidad, con lo que evidenció su institucionalidad.

Pero no dejó de lado un señalamiento espectacular para advertir que no se olvida que hay actos de corrupción y abusos de poder cometidos por integrantes de la clase gobernante.

Ahí recordó que en el Senado de la República se aprobó un conjunto de disposiciones para crear un sistema anticorrupción, dijo:

“Se padece una impunidad rampante que ofende y que lastima por razones que no necesitan explicarse.

Y como adelanto de lo que puede venir, comentó que “en el Senado de la República aprobamos un conjunto de disposiciones para crear un sistema anticorrupción que junto con la reforma en transparencia, dota al estado mexicano de instrumento jurídicos y administrativos para evitar actos de corrupción y en su caso sancionar a quien confunda la noble tarea del servicio público con un negocio personal”.
Por lo que hace a la candidatura a gobernador donde algunos asistentes consultados me decían que “ya hay acuerdo”, que “ya hay candidato” y otros comentaban que “del plato a la boca se le puede caer la sopa”, olvidan que el asunto solo está entre ellos dos, como este reportero ha insistido siempre y que cualquiera otro que quisieran imponer desde el altiplano, simplemente perdería.

Como me dijo Héctor ayer, “la elección va a estar muy cabrona”, habrá que convencer a los ciudadanos de que Héctor o Pepe, Pepe o Héctor, son personas confiables, como sé que lo son, para hacer verdaderamente un gobierno honesto.

Tiempo de vuelta de la clase política veracruzana, a Pepe se le olvidó o lo hizo a propósito saludar de inicio al presidente estatal de su partido y al delegado Manuel Cavazos, el tamaulipeco del sombrero que oculta la calvicie; lo hizo bien con Juan Nicolás Callejas, por algo; a doña Octavia Ortega; por supuesto a Héctor Yunes y su esposa Verónica; al muy querido alcalde de Xalapa Américo Zúñiga; no se si lo hizo con Alfredo Tres, presidente de Alternativa Veracruzana al que vi entrar.

También estuvo Erick Lagos, buen político que llegó con el jovenicto trepado en ladrillos Adolfo Mota; ahí andaba don Tomás el suspirante; don Carlos Brito Gómez, y muchísimos más. También amigos y buenos servidores públicos como Mario Olvera de Gasperín, Arnulfo Pancardo, Juan José García Espinosa.

¡Olé, olé, olé Pepeeee, Héeeectoooor!, ahí la llevan.

Si en Los Pinos y en el PRI nacional no se dieron cuenta de lo de ayer, que elijan a otro y le digan adiós a la historia del tricolor en el estado.

Mis mejores deseos de bienestar para el lector en esta nueva semana.

gustavocadenamathey@nullhotmail.com