*Recibió este pasado fin de semana merecido Diploma al “Mérito Ciudadano” de parte de Cruzada Democrática Nacional A. C.
Conocer a una persona en diferentes responsabilidades y facetas durante su cotidianeidad vivencial es tan difícil, como conocerse a sí mismo. Pero reconocer a los individuos por su comportamiento social en esos mismos roles y papeles quizá pueda ser más fácil, cuando éste sobresale en tal acción, siempre y cuando uno exalte, comparta y practique cualidades y virtudes de valor universal aceptadas desde siempre. La mayor parte de mi existencia es y ha sido una búsqueda constante de los tres máximos valores que cualquier ser humano deba y debe aspirar: la verdad, la virtud y la belleza; no sólo como norma de conducta, sino como un crítico acérrimo de los que se acercan a estos ideales y son -a mi entender- los mejores. Hoy trataré de hacer una brevísima radiografía de un personaje que conozco desde hace más de treinta años y puedo asegurar que muchos lo conocen como el empresario exitoso que es, otros como el hombre generoso con su peculio y algunos más como un ciudadano sobresaliente en la sociedad veracruzana. Todas estas cualidades palidecen ante su actual y una de sus recientes actividades, la política, me refiero a Ricardo Ahued Bardahuil. Desde tal particular punto de vista ético, se han considerado vertientes y variantes al respecto y observo que en política como en cualquier responsabilidad social de nuestra existencia uno debe ser congruente e íntegro; esto es, la manera de manejarse coherentemente con los valores personales y compartidos con la comunidad a la que se pertenece, lo que en política y más en nuestra entidad es casi letra muerta. Una persona íntegra es aquella que siempre hace lo correcto, al referirnos a hacer lo correcto significa hacer todo aquello que consideramos bien para nosotros y que no afecte los intereses de las demás personas. La palabra integridad proviene del latín integrîtas, -ãtis (totalidad, virginidad, robustez y buen estado físico), pero el vocablo se deriva del adjetivo integer (intacto, entero, no tocado o no alcanzado por un mal). Se compone de in- (no) y una raíz que es la misma que la del verbo tangere (tocar o alcanzar), es la pureza original y sin contacto o contaminación con un mal o un daño (físico o moral). Integridad se traduce como honrado, honesto, respeto por los demás, directo, apropiado, responsable, control emocional, respeto por sí mismo, puntualidad, lealtad, pulcro, disciplinado, congruente y firme en acciones. En general es alguien en quien se puede confiar. Uno de los valores que los veracruzanos observamos y valoramos en nuestros legisladores (federales o locales) es la imparcialidad, la preparación, discreción, el no tráfico de influencias, independencia, libertad de decisiones, no pedir o aceptar dinero o regalos como consecuencia de la prestación del servicio y asistir a las sesiones y a las comisiones. Valores de la que muchos carecen, por subordinar su investidura a los intereses del ejecutivo en turno y allegados, convirtiendo las cámaras legislativas en un vergonzoso centro de servilismo y obediencia, sin que les importe el destino de las mayorías que los llevó a tal responsabilidad. Por ello Ahued Bardahuil es diferente -no por la histórica llegada de su familia con él a estas tierras veracruzanas; que es meritoria y memorable-, pues hemos observado que legisla para beneficio de sus representados, como debe ser y eso lo hace un representante popular y consciente de la realidad en que vivimos. Muy diferente a cínicos, sumisos y perversos que vegetan en estas importantes encomiendas que tienen a las mayorías en la situación angustiante que padece el pueblo veracruzano, reflejo fiel de lo que sucede a lo largo y ancho del país. Escritos como el presente molestarán hasta al aludido, despertando alrededor del mismo suspicacias de todo tipo; pues no tenemos la costumbre de reconocer en el prójimo capacidad, talento, virtuosismo y congruencia, ya que se tiene la costumbre de denostar a los políticos, sin importar siglas. Para concluir retomaría las palabras de un joven que está por titularse en la licenciatura de ciencias políticas, que le externó “si tuviese la oportunidad de ser legislador, seguiría su conducta legislativa aunque no volviese a ser tomado en cuenta para cualquier otra responsabilidad social o política. Ya que estaría en paz con mi conciencia y con mi responsabilidad histórica”. ¡Estamos! alodi_13@nullhotmail.com