Buen día lector:

Con los últimos once meses y medio, han pasado ya diversos eventos políticos en nuestro estado y en el país, pero sin duda, el destape oficial de Héctor Yunes Landa como candidato del PRI a la minigubernatura, en el entendido que ya lo acordó con Pepe Yunes Zorrilla y quienes correspondan tanto aquí como en el altiplano, es el más esperado.

Ayer jueves el reconocido periodista Pablo Hiriart ex reportero de la Revista Proceso, fundador del periódico La Jornada, que ha sido director general de Notimex, del periódico El Nacional, fundador de La Crónica de Hoy, columnista del Excelsior, director del periódico La Razón de México, también conductor de diversos programas de radio y

televisión, escribió en su columna en el Financiero:

“En los círculos que toman decisiones en el partido gobernante, existe la idea de adelantar el lanzamiento de su candidato al gobierno del estado. La idea, hasta ayer, era lanzar al senador Héctor Yunes Landa, por tratarse de un personaje al que no se le podía ligar con el gobernador Duarte”.
En su argumento señala que “de las 12 elecciones para gobernador que habrá el próximo año, sólo Veracruz es crucial para el 2018. Tiene el tercer padrón más numeroso del país y el PRI podría perderlo, como tiene perdidos el DF, Jalisco y Nuevo León”.
Comenta también entre otras cosas, como ya lo han dicho los observadores cotidianos: “Veracruz podría ser un clavo al ataúd de las aspiraciones priistas para retener la Presidencia en 2018, lo que no sucederá con ninguno de los otros estados”.
Aunque aún falta lo más importante, ni Julio Verne ni Alfred Hitchcock juntos, se hubieran imaginado todo el revuelo, los episodios y todo el drama que provocó esta apasionada historia que protagonizan en la entidad los aferrados fidelistas y los Yunes.

Faltan algunos de los informes de los presidentes municipales como el de esta ciudad, Américo Zúñiga Martínez quien ha realizado un excelente trabajo al frente del ayuntamiento capitalino y dará a conocer los pormenores de su actividad el próximo domingo 20 a las once horas.

En cuanto a la época, pasó también la de las lupitas, la fiesta religiosa más importante del pueblo mexicano. Ahora sí, aflora por todas partes el espíritu navideño, ya se han dado los convivios entre compañeros de trabajo, vienen las ansiadas vacaciones, estamos en las posadas y vienen la cena de Navidad y fin de año con la familia.

En todos los ámbitos se desparraman los buenos deseos y la expresión “¡felicidades” es la que más escuchamos. Todos queremos gozar de noches de paz, noches de amor, aunque nada duerma alrededor y olvidar las pesadillas, esas de los aguinaldos, que tanto nos han agobiado.

Tiempo entonces para la reflexión.

En mis mocedades en el pueblo tuve la suerte de vivir estos tiempos en ambiente y circunstancias de paz, de franca armonía y de respeto a las tradiciones religiosas, había libertad pero poca casi ninguna divergencia ideológica como ahora, cuando todos éramos felices y lo sabíamos.

Cuando por esos días en la instrucción de la Secundaria, estando internado en el Seminario Menor de Santiago Tuxtla, un “cura” nos imponía una hora de clases para una materia que jamás había escuchado: el retiro espiritual.

Por las mañanas, dentro del horario escolar nos sacaba del salón al patio, a alguna de las canchas deportivas y con el Cerro del Vigía al fondo como escenario natural, con todo y ese glamoroso bosque de los Tuxtlas, nos decía:

“Durante la siguiente hora solo quiero que estén en silencio, ni una palabra, pónganse a pensar en lo que están haciendo, en lo que hacen y en lo que quieren hacer”.

Así aprendimos que la reflexión ocupa un lugar importante y necesario en el desarrollo y realización del ser humano; que es un proceso interno que permite el conocimiento de la verdad y ma­nifiesta el camino para acercarse a su fin último, que es la felicidad.

Supimos que quien se pone a reflexionar se enriquece a sí mismo y enriquece a los demás, es decir, se llena de valores.

Nos dimos cuenta que la reflexión vuelve el espíritu hacia su propia actividad, se remonta a los principios que la constituyen o explican; nos hace buscar las causas de lo que pasa en nosotros y fuera de nosotros. Es decir, de esta manera podemos entender y ra­zonar, conocemos la verdad de lo que hacemos y podemos reorientar nuestras acciones.

Pero en fin más que meterse en cuestiones filosóficas, el propósito de este comentario es orientar al lector en ejercicios que le pueden servir de mucho y al mismo tiempo para desear que el año que viene los nuevos gobernantes actúen de la mejor manera posible para bien de los gobernados.

Que se acabe la corrupción, las obras mal hechas y la complicidad.

Por cierto, expreso mi gratitud a los lectores, pero especialmente a quienes siempre tienen en cuenta a sus amigos y nos hacen llegar algún recuerdo de amistad. Que tengan felices vacaciones.

Que tenga usted un excelente fin de semana. ¡Sonría!

gustavocadenamathey@nullhotmail.com