In memóriam natalicio 19 de diciembre 1932
Cuando abordamos la literatura mexicana contemporánea se hace imprescindible recordar a uno de sus grandes exponentes Salvador Elizondo, un escritor incansable de la narrativa mexicana.
Por su vista entraba el mundo, así como lo concebía, recibiendo, adentrándose en las lecturas y movimientos literarios vanguardistas del siglo veinte y por sus manos salían procesadas las innumerables ideas que se ocurrían en forma de ensayos, novelas, poesía y crítica literaria, muchos de sus escritos fueron inicialmente parte de sus diarios de juventud. Su estética narrativa es una aportación a la cultura literaria ya que en ella vemos desarrollar una trama que se fracciona en varios universos posibles aderezadas con ideas que se multiplican haciendo de la escritura un cuerno de la abundancia continuo.
En 1965 publica su libro más emblemático Faraubert o la crónica de un instante, en el va inmerso la vida de los universos paralelos de la mente humana, al poner sobre la mesa las paradojas de la existencia misma, sacando a la luz esos gustos interiores que el ser humano tiene como lo son, el sueño, la memoria, la crueldad, el éxtasis haciéndolas más relevantes que las emociones del mundo exterior. En este libro de lectura compleja, el autor tomó como referencia un pequeño manual quirúrgico que encontró en París sobre “Precis de Manuel Operatorie” y de utilizar como parte de sus personajes al doctor Lois Hubert Farbeuf, en la obra no sucede nada que tenga los lazos para formar una historia por lo que a partir de la segunda edición decidió quitarle el subtítulo de novela. Con ella ganó el Premio Xavier Villaurrutia y fue traducida ese mismo año a más de doce idiomas, inicialmente la editó Joaquín Mortiz el 30 de noviembre de 1965 con un tiraje de 3150 ejemplares y actualmente la sigue reeditando el FCE.
Salvador Elizondo fue uno de esos escritores que sin proponérselo llegan a mundos oscuros en donde la maldad del ser humano permea las almas, el mismo era presa de grandes depresiones, de alucinaciones, delirios, al grado de verse en la necesidad de hacer una parada en un hospital psiquiátrico; admiraba mucho a los que escribían sobre el lado de las sombras con los cuales se sentía identificado y que tanto influyeron en su obra. La realidad en esta obra no corresponde a la lógica de los sentimientos de los seres humanos comunes y en ello estriba su impacto al leerlo, no es de las historias con una trama que tiene cierta coherencia por el contrario todo lo que hace diferente su lectura impacta en el lector, lo saca de su mundo de confort y lo sacude creando sentimientos encontrados en esa forma de arte que lleva magistralmente, no es una obra contemplativa por el contrario es un animal salvaje que va robando la tranquilidad del lector.
Recordamos su natalicio este 19 de diciembre, hijo de el diplomático y cineasta del mismo nombre. Estudió como su padre cine y literatura, vivió en Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial, sus estudios de literatura los cursó en varias de las Universidades de mayor prestigio como Cambridge, La Sorbona, Peruggia y la UNAM. Fundó varias revistas especializadas y colaboró en Plural, Vuelta y Siempre. Obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia en 1965, becario del Colegio de México, Fundación Ford, Centro de Escritores y la Fundación Guggenheim. Fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua ocupando la silla XXI.
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