«Tengo la esperanza de que este domingo 3 de enero sea el último día que tenga que comer el «recalentado» del año pasado… y y no sólo me refiero a las viandas refrigeradas del último día del 2015, sino también de las que sobraron de la navidad y que dentro del refrigerador ya casi les salieron barbas como a Santa Claus. Desde el 25 de diciembre mi dieta diaria pasó a ser de buñuelos con miel de piloncillo que me hacen aplaudir las pupilas gustativas del empalago, deglutidos con ayuda de un ponche agridulce por el tamarindo y las uvas-pasa. Mañana lunes espero tomar mi vida normal, desayunar un par de huevos divorciados, un café sin azúcar y.. ¡Y ya! Porque el martes 5 tendré que caer en la tentación social de la rosca de reyes aromada de azahares, adornada con higos almibarados y un muñequito adentro del que también correré el riesgo de tragármelo y se me atore!». Lo escribe en el Facebook.