Los efectos del fenómeno meteorológico conocido como “El Niño” ‑-que hasta el momento ha ocasionado en todo el mundo uno de los inviernos más cálidos de los últimos 15 años– podrían extenderse hasta marzo, de acuerdo con las estimaciones del Centro de Predicciones Climáticas (National Weather Service) y la Agencia Espacial del gobierno de Estados Unidos.
Cada tres o siete años, ocurre un incremento inusual en la temperatura de la superficie del mar en el Pacífico ecuatorial (pues excede entre 2 y 3 grados Celsius la temperatura normal de las corrientes de agua), ocasionando una disminución en el ascenso de aguas frías frente a las costas de Perú. Este fenómeno, “El Niño”, genera una especie de cambio climático extremo, pero de corta duración que provoca sequías e inundaciones en todo el mundo.
De acuerdo con la Agencia Espacial estadounidense (NASA, por sus siglas en inglés), los efectos que tendrá la temporada invernal de “El Niño” en 2016 se seguirán percibiendo hasta marzo (probablemente se extiendan un poco más) y podrían ser los más intensos desde 1997-1998, cuando a su paso provocó inundaciones en 41 países y sequía en 22.
“’El Niño’ de este año ya es más fuerte y al parecer podría igualar al evento de 1997-1998, el más poderoso que ha ocurrido hasta el momento”, señala la NASA en un reporte publicado en su página web en octubre.
En su reporte más reciente, del 29 de diciembre, la NASA señala que la corriente de “El Niño” en el Océano Pacífico no muestra signos de disminuir pronto, según las imágenes captadas de la Misión topográfica de la superficie oceánica (Jason-2/OSTM), de las agencias espaciales de Francia, la Unión Europea y Estados Unidos.
La agencia estadounidense identifica algunos elementos comunes entre el fenómeno ocurrido hace 18 años y el que se desarrolla actualmente: niveles inusualmente altos en el océano Pacífico ecuatorial, que la temperatura océanica de entonces es muy similar a la de ahora, y que el fenómeno no tiene vistas de ir disminuyendo.
Aunque dicho fenómeno tiene efectos globales, estos cambian de acuerdo con la temporada y las características de cada región del mundo en el que se presenta. Por ejemplo, en México durante la temporada invernal ocasiona lluvias atípicas y fuertes inundaciones; mientras que en verano genera sequías severas.