A Julio Scherer García, quien intentó civilizar la política mexicana a través de la crítica.
El pasado miércoles 7 de enero de 2015 en París, Francia; la revista satírica “Charlie Hebdo” sufrió otro atentado terrorista más, pero en este caso se convirtió en tragedia; ya que el director, algunos de los periodistas y caricaturistas de la referida revista murieron; dicho sea de paso quienes desde hace años realizaban una serie de burlas y críticas hacia Mahoma y al Islam; ya en 2006 les aventaron una bomba molotov en sus instalaciones pero sin víctimas como en esta ocasión que fueron 10 integrantes de ese medio de difusión más 2 policías, en total 12 muertos.
El choque de civilizaciones que ya había advertido el conservador Samuel Huntington desde 1993, en un célebre artículo académico, y el que posteriormente se convirtió en un libro, allí escribió: “…los choques de civilizaciones son la mayor amenaza para la paz mundial; un orden internacional basado en las civilizaciones es la garantía más segura contra una guerra mundial”. Artículo que fue parte del llamado “nuevo orden mundial”, y de cierta manera continuar con la reflexión de otro pensador conservador, por cierto neohegeliano como lo es Francis Fukuyama, quien también auguró el fin de la historia en 1991 al afirmar que habían sobrevivido la democracia y el mercado frente al hundimiento del socialismo realmente existente. Frente a todo lo anterior, lo que desató la guerra contra Irak en 1991 fue el renovado conflicto entre Occidente y el Islam antioccidental.
Retomando la idea anterior, el conflicto se produce entre los valores laicos y religiosos, además por los derechos humanos y la democracia, aclaro no es un conflicto entre religiones, sino entre civilizaciones; seguramente el siglo XXI estará marcado por esta disputa y la cual en el fondo se enfrentará con el dilema de: ¿quién dominará?; por ejemplo para los seguidores del Islam, quienes optan por rechazar la “gharbzadegi”, es decir, según ellos la “occidentoxicación”, y por ende en su pureza la tienen que combatir de manera violenta.
Regresando al atentado en contra de la revista Charlie Hebdo para la Unión Europea fue una agresión a una parte de la cultura occidental, como lo es la libertad de expresión y sobre todo con la crítica ejercida; ello evidencia no sólo el fanatismo, la premodernidad, el fundamentalismo, sino también la intolerancia al pensamiento diferente, ello es propio de las mentes más atrasadas y retrogradas de esa parte del mundo.
Silenciar el discurso, la crítica, el humor ácido y por lo tanto anteponer la barbarie de asesinar a unos iconoclastas periodistas no puede uno más que manifestarse en contra, porque la tolerancia es un valor occidental y es el que se tiene y debe defenderse a toda costa, porque de lo contrario nos invade el miedo y éste nos paraliza en la vida pública, por eso celebro que millones de franceses estén en la calle con una voz única y solidaria de “Je suis Charlie Hebdo”; si bien el terrorismo fue el nuevo enemigo mundial después de la caída del muro de Berlín, del cual por cierto en noviembre pasado se cumplieron 25 años, aquel geopolíticamente juega también en el actual contexto de la guerra petrolera entre Oriente Medio y Occidente.
La defensa de la sociedad abierta hoy en Europa es histórica que marchen los presidentes, primeros ministros o cancilleres de Francia, Alemania, Inglaterra, España, junto a la sociedad francesa para defender los valores de la democracia, la libertad y el pluralismo es una gran lección política para América Latina en su conjunto, porque aquí cada día se ensanchan las distancian entre la clase política y sus ciudadanos; además las y los políticos europeos defienden la libertad de expresión y la crítica, no como en este continente que los gobernantes de cualquier nivel de gobierno asesinan disidentes y periodistas críticos, lo que evidencia que tan lejanos estamos de la civilización y la modernidad, cuando ni siquiera se soporta una simple crítica; como ya lo había escrito Harry Truman: “si no quieres quemarte, no te metas a la cocina”, esto sirve para los inexpertos y aprendices de políticos.
Finalmente, estos tiempos de odio político y social producen salidas intolerantes y neopopulistas de izquierda y de derecha (si es que aún caben estas definiciones políticas de la modernidad); como lo observamos con los inmigrantes en diversos países, o con el empleo precario y la utilización del discurso fácil que los extranjeros son los que les están quitando derechos sociales a los ciudadanos europeos. Es momento de apostarle a la civilización multicultural y rechazar tajantemente a la barbarie.