“Las sandalias del pescador”
1978 fue un año histórico para el Papado, en ese año murieron dos Papas y como sucesor del trono de San Pedro resultó electo Karol Wojtyla, quien llevaría por nombre Juan Pablo II. Este carismático Pontífice se convirtió en el primer Papa polaco, sin dejar de mencionar que tuvieron que pasar 455 años para que el Conclave eligiera a un Papa no italiano.
Quince años antes de la llegada de Juan Pablo II al trono, el escritor australiano Morris West, escribió la novela: Las sandalias del pescador, en la cual de manera brillante presagia la llegada de un Papa no italiano, joven, carismático, futuro viajero, de origen Eslavo, llamado Cirilo Lakota.
Morris Wets fue un fecundo escritor perteneciente a una familia católica, quien lo indujo desde niño a tomar los hábitos de sacerdote. La educación primaria y secundaria la recibió en el colegio de los hermanos de la doctrina cristiana, pero cuando estaba a punto de ordenarse sacerdote, abandonó la orden religiosa y se inscribió a la Universidad para estudiar arte y humanidades.
Siendo muy joven, Morris West fue obligado a participar en la Segunda Guerra Mundial, logró el grado de teniente y por su capacidad lo incorporaron al servicio de inteligencia, actividad que le serviría mucho para la redacción de sus futuras novelas, con el transcurso de los años el escritor australiano conoció desde adentro la vida del Vaticano, sus jerarquías, protocolos, hombres poderosos, información que será fundamental para escribir: Las sandalias del pescador.
La novela fue un best-sellers, si bien la parte sorprendente es el vaticinio de la llegada de un Papa Eslavo, la obra va mucho más allá del mencionado presagió, el lector podrá adentrarse al mundo del Vaticano de una manera clara y sencilla. Morris West inicia la obra anunciando la muerte del Papa, y, luego, luego, inicia el debate, la intriga, de quien iba a ser el sucesor: “Había también un polaco y dos alemanes, y un ucraniano al cual nadie conocía porque su nombre había permanecido oculto en el pecho del último Papa, proclamándose sólo algunos días antes de su muerte. En total eran ochenta y cinco hombres, el mayor de los cuales tenía noventa y dos años, y el menor, el ucraniano, cincuenta.”
Dos personajes importantes en toda la historia son Valerio Rinaldi y Leone, ambos eran Cardenales y no tan sólo con su voto elegían al nuevo Papa, además, ellos tenían el poder de influir de manera decisiva en la mayoría de los Cardenales al momento de la elección. Estos dos personajes querían que el nuevo Papa fuera joven, para que hubiera un proyecto de continuidad, el análisis y discusión no era fácil porque la elección del Papa representa poder político y económico, una mala decisión podría afectar incluso la paz de mundo, el ejemplo es cuando discutían de que nacionalidad debía ser el nuevo Pontífice.
“La nacionalidad era un problema vital. Era imposible elegir a un norteamericano sin que la Iglesia pareciese dividir aún más el Este y el Oeste. Un Papa negro podría parecer un símbolo espectacular de las nuevas naciones revolucionarias, así como un japonés podría ser un útil eslabón entre Asia y Europa. Pero los príncipes de la Iglesia eran hombres viejos y desconfiaban de los gestos espectaculares, así como desconfiaban de los legados de la Historia. Un Papa alemán podría enajenar las simpatías de aquellos que sufrieron en la Segunda Guerra Mundial. Un francés, haría recordar los tiempos de Aviñón y de las rebeliones tramontanas. En las actuales circunstancias, un Papa ibérico significaría una indiscreción diplomática.”
Otra de las preocupaciones centrales de los jerarcas eclesiásticos consistía en la enorme pérdida de creyentes que estaba sufriendo la Iglesia, por eso la decisión era importante, el nuevo Papa debía ser alguien que con el transcurso de su pontificado fuera amado, admirado, que su imagen representara ternura, compasión, que fuera un Papa del pueblo. Todas estas características eran difíciles de encontrar en los Cardenales elegibles, fue en este contexto donde la figura de Cirilo Lakota empezó a crecer, era el Cardenal más joven, había estado injustamente 17 años en prisión, siendo torturado por comunistas, al final mediante elección por aclamación, Cirilo Lakota se convirtió en Cirilo I.
A partir de la elección de Cirilo I, la novela desarrolla varias historias de intriga, de poder, de hechos admirables y nobles. En la obra Morris West hace que un capitulo sea para la historia general de la novela, y el siguiente es dedicado a las memorias personales de Cirilo I. En sus memorias Cirilo I una vez en el trono escribió: “Tengo una ventaja; por supuesto nadie sabe con certeza hacia dónde iré; ni siquiera lo sé yo. Soy el primer Eslavo que ha ocupado el trono de San Pedro, y el primer Pontífice extranjero desde hace cuatro siglos y medio. La Curia me observará con cautela. Los Cardenales pueden haberse sentido inspirados al elegirme, pero ya deben de estar preguntándose qué especie de tártaro han ungido, y en qué forma alteraré sus nombramientos y sus esferas de influencia.”
Toda la historia es apasionante, iniciaran grandes discusiones sobre temas relevantes para el interior de la Iglesia, y hacia el exterior el Papa Eslavo será clave para evitar el estallido de la Tercera Guerra Mundial, Cirilo I se convierte en el intermediario de paz entre Rusia y Estados Unidos, conforme va avanzando su pontificado está planeando convertirse en el primer gran Papa viajero de la historia. En la novela hay historias de amor, de divorcios, la llegada de un inmoral personaje como Primer Ministro italiano, en general, Las sandalias del pescador, es una novela atrapante, donde Morris West desnuda el enorme poder del Vaticano y su forma jerárquica de ejercerlo.
Días antes de su coronación, Cirilo Lakota en sus memorias apuntó: “Dentro de dos días seré coronado. No es cosa de importancia, probablemente, pero me perturba tanta ceremonia. El Maestro entró en Jerusalén cabalgando en un asno. Y a mí me llevarán sobre los hombros de algunos hombres, entre los abanicos de plumas de los emperadores romanos. Por todo el mundo hay hombres descalzos y con el estómago vacío. A mí me coronarán con oro, y millones de luces iluminarán mi triunfo. Me avergüenza que el sucesor del Carpintero reciba el trato de un rey. Me gustaría cambiar esto. – Potocki sonrío débilmente y sacudió la cabeza: No le permitirán hacerlo, Santidad. – Losé, dijo Cirilo.”
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