“El Sueño de Inocencio”

En el año 2006 salió publicada la novela histórica: El Sueño de Inocencio, escrita por Gerardo Laveaga. Cuando inicié la lectura de la obra me encontré con un personaje que desde su aparición en la historia, su personalidad y vida es atrapante. El personaje protagonista se llama Lotario, quien es un joven estudioso de aproximadamente 30 años de edad, había estudiado Teología en Paris y cuando se empieza a leer la novela, Lotario vive en Bolonia, partiendo de esta ciudad italiana, Gerardo Laveaga nos contará la singular y muy original vida de Lotario.
La novela inicia con una interesante discusión entre Hugoccio de Pisa y Lotario, Hugoccio era un destaco maestro de Teología, su alumno más brillante y por lo tanto el consentido era Lotario, la discusión central en ese momento consistía en responder: “¿Quién era más importante?, ¿El Emperador o el Papa?” A esta pregunta Hugoccio respondió: “Cada uno de ellos lo es en sus respectivos ámbitos –respondió al fin –. Son poderes distintos e iguales ante Dios, aunque el Papa deba prevalecer en defensa de la moral o para restablecer la paz entre los cristianos”. A la respuesta de su maestro Lotario contestó: “Pero eso, ciertamente, no explicaba por qué el Papa Gregorio VII había fracasado después de proclamar que él era el único cuyos pies besaban los príncipes, que podía deponer emperadores y no debía ser juzgado por nadie. El joven sonrió burlón. También disfrutaba a Huggocio de Pisa. Eruditos como él eran los que explicaban el prestigio de la Universidad de Bolonia”
El dialogo antes platicado se encuentra en la primera página de la novela, lo primero que vino a mi mente al momento de leer lo antes transcrito, era que estaba enfrente de una novela con muchos datos históricos, y pensé que sería una obra interesante, pero muy técnica y especializada. Conforme fui avanzando hoja tras hoja, me fui encontrando con una historia fascinante, donde si bien Lotario, por supuesto que es un Teólogo erudito, también es un personaje que ama y vive la vida de una manera apasionada, entregada, y esto se percibe cuando Lotario se enamoró de Bruna.
Bruna era una joven guapa y atractiva de origen campesino, Lotario no tan sólo era un respetado erudito en Teología, además pertenecía a una de las grandes familias italianas, de hecho, Lotario era Conde de Segni, sin embargo, Lotario pensó que eso no le impediría amar y vivir con Bruna, realmente él estaba enamorado y defendería el amor ante su madre e incluso no se ordenaría sacerdote si Bruna aceptaba casarse con él.
Gerardo Laviaga nos cuenta como al momento de conocerse Lotario y Bruna, nació una fuerte pasión y amor entre los jóvenes: “Fue entonces cuando sus miradas se encontraron. Ambos descubrieron que eran idénticas en intensidad. A él le llamó la atención esa mezcla de fuerza y debilidad que explicaba la magia de la joven. A ella, la confianza en sí mismo que él irradiaba. Ella debía ser una campesina de la región, dedujo él. Él debía ser uno de los estudiantes de la Universitas, resolvió ella. Acertaron y se equivocaron.
El mismo día que se conocieron, él la condujo a su casa y, mientras subían a la recámara, incapaz de contenerse, le alzó la falda y la penetró en la escalera. Descubrió que nunca antes en su vida había tenido unas nalgas tan firmes entre las manos; un vientre tan plano, unos senos tan apretados. Ella advirtió, complacida, la capacidad que tenía para excitar a Lotario. Se movió con destreza, susurrando lo primero que le vino a la cabeza: Obscenidades. Cuando cayeron sobre la cama, se echaron a reír. La vida es para esto, resolló él, para agotarla. Por eso, pasadas algunas semanas, después de que ella le dejó marcados sus dientes en el hombro, él le propuso matrimonio.”
En pleno ambiente de amor, felicidad y con la esperanza de que Bruna se casara con él, Lotario recibió la noticia que el Papa Urbano III había muerto y el nuevo Pontífice electo era Gregorio VIII, Gregorio era un Papa viejo, tenía 87 años de edad al momento de la elección. La Iglesia Católica pasaba por momentos muy complicados, se rumoraba fuertemente que el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico I, mejor conocido como Barbarroja, había logrado imponer a Gregorio VIII para acrecentar su poder y dominios.
Es importante señalar que todos los acontecimientos que narra la novela están situados a finales del siglo XII e inicios del XIII, por estas fechas la Iglesia Católica luchaba contra los Musulmanes, promovió y llevó acabo las históricas y crueles cruzadas, se disputaba el poder contra el Emperador, varios Reyes y Príncipes, y como era de esperarse en este contexto de lucha absoluta por el poder, la Iglesia Católica necesitaba a un Papa fuerte, capaz, brillante, diplomático, ágil, y la elección de Gregorio VIII representaba una verdadera crisis, que seguramente arruinaría el futuro de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
A los dos meses de haber sido electo Papa, Gregorio VIII murió, y fue electo Papa Celestino III, quien era tío de Lotario. Un poco antes de este hecho, Bruna muy dolida había dejado a Lotario, porque ella se sintió engañada y humillada al vivir con un hombre que pertenecía a las familias más ricas y poderosas, que habían sido las causantes de las muertes de su familia por considerarlas herejes, Lotario le dijo que él la amaba y no debía juzgarlo por el pasado de su familia, que renunciaba a todo por el amor que sentía por ella.
¿Cuál será el final de esta historia? por ahora lo que puedo anticiparles, es que un 8 de enero de 1198 fue electo Papa, Lotario Conde de Segni, el cual utilizó el nombre para su pontificado de Inocencio III, considerado para Hans Küng: “Tal vez el Papa más brillante de todos los tiempos”
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