Maestro de Ricardo Garibay quien lo retrató con sus letras “…hombre menudo, un poco jorobado, vestía bombín, zapatos tenis y un traje cruzado, solapas anchas” Ruy Pérez Tamayo otro de sus discípulos escribía sobre Erasmo Castellanos “era un viejo milenario profesor de la ENP que tenía una figura adorablemente absurda de santo, mezcla de San Jerónimo, El Greco y el Quijote de Doré, con largas pero ralas barbas blancas, ojos de color azul canica a los que fácilmente acudían las lagrimas y entonces parecían ágatas, y el caminar inseguro y lento que se hacía más grotesco por sus zapatos tenis con que complementaba su humildísima indumentaria.

Nacido en la ciudad de Santiago Tuxtla, Veracruz. En el año de 1880. Figuran dos fechas de su nacimiento una el 3 y otra el 17 de agosto de ese año, pero como decía el gran maestro Castellanos “nunca me dijeron la fecha exacta de mi nacimiento”. Su infancia y adolescencia la vive en su ciudad, se traslada a la ciudad de Orizaba en donde termina su carrera de abogado en 1903, durante una temporada suple las cátedras del reconocido escritor Rafael Delgado, tres años después en 1906 ingresa a la Escuela Nacional preparatoria, en donde suple las clases de Amado Nervo y posteriormente bajo un examen de oposición se queda hasta 1955 año de su fallecimiento. En la Facultad de Filosofía y Letras impartió las cátedras de Lengua y literatura castellana, literatura general.

El gran maestro Erasmo Esteban Castellanos Quinto también fue poeta, desconocido por muchos y olvidado por todos, su vida siempre estuvo rodeada con una singular envoltura, con una actividad docente muy destacada en su momento al grado de recibir un año antes de su muerte la medalla Belisario Domínguez por parte del Senado de la República junto a otras distinciones a lo largo de su vida, sus alumno comentan que en el aula ofrecía sus enseñanzas con gran acierto y espectacularidad dejando un grato recuerdo a sus alumnos.

Una de las frases que lo caracterizaban y mencionaba con frecuencia era “El que no grita de joven, de viejo ya no puede”. Maestro entre otros muchos de Julio Torri, de una gran cantidad de políticos como José López Portillo y miguel alemán.

Fue miembro de la academia Mexicana de la Lengua, publicó las obras Del fondo del abra en 1922 y poesía inédita en 1962 (póstumo), también hizo ensayo y estudios entre ellos se encuentra Las siete murallas, el triunfo de los encantadores y otras.

Una vida consagrada a la enseñanza, la literatura y las humanidades, el plantel número dos de la Escuela Nacional preparatoria lleva su nombre y en los patios de la biblioteca se puede apreciar su figura en la escultura con la que se honra. Sus estudio lo llevaron a ser reconocido como el más profundo y primer cervantista de América.

Se recuerda que al estallar la Revolución Mexicana con ese heroísmo pedagógico junto a otros valientes y voluntarios maestros cumplió su función educadora sin recibir remuneración alguna y cuando esto no era posible lo hacia en su casa o en donde fuera posible a fin de no interrumpir su tarea educativa. No solo era un buen orador, también su enseñanza calaba hondo en la conciencia de los alumnos de eso se cuentan varias anécdotas al respecto, tomaba como referencia a varios autores para hablar de la libertad que en esos momentos era un discurso de riesgo y compromiso debido a la face del proceso postrevolucionario. También extasiaba con sus cursos de Fausto, El Quijote, o la Divina comedia, Ricardo Garibay comentaba que el maestro Castellanos lo hizo amar la literatura, vivir en ella y para ella y poner la arrogancia frente a los demás y la humildad frente al oficio.
Falleció en la ciudad de México el 11 de diciembre de 1955 después de padecer una larga y penosa enfermedad.

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