Implementar políticas públicas requiere de diagnósticos, estudios y participación social. Posiblemente otros ejes que se puedan incluir de acuerdo a cada caso específico. En Veracruz aún no sabemos qué hacer con nuestros desechos. De tiraderos al aire libre se pasó, en algunas ciudades, al relleno sanitario. Pero seguimos con el problema.

Veracruz no tiene ciudades con problemas de población, sino de distribución. Es decir, asentamientos irregulares y carentes de servicios por negligencia de la autoridad o por mala planeación. Si acudimos a los datos del último censo nacional de Población y Vivienda, vemos que ningún municipio llega a los 500 mil habitantes. Quizá, seis años después un par los llegue a tener.

El municipio más poblado (según conteo de hace seis años) es el Puerto de Veracruz con 428 mil 323 habitantes. Xalapa es el segundo con 424 mil 755. El listado descendente sigue hasta llegar al décimo municipio más poblado de la entidad que es san Andrés Tuxtla con 61 mil 769 pobladores. En contraparte, el municipio de Landero y Coss apenas tiene mil 546 habitantes.

¿A qué viene todo esto? La respuesta es con relación a lo declarado por el diputado presidente de la Comisión permanente de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Aguas del Congreso Local; Jesús Vázquez González que pide a las autoridades municipales veracruzanas implementar una política pública de reciclaje de basura en sus respectivas demarcaciones.

Si nos atenemos a que la mayoría de los municipios veracruzanos cuentan con menos de 100 mil habitantes y los de mayor población no llegan al medio millones de pobladores, la propuesta del legislador es viable. Siempre y cuando la sociedad y los gobiernos municipales asuman el compromiso de separar sus desechos orgánicos e inorgánicos y fomentar una cultura del reciclaje.

“De concretarse este programa de reciclaje como obligatorio, la recolección de los desechos orgánicos podrían emplearse como abono y lo inorgánico, como botellas de cristal, plástico, telas y latas se reutilizaría como material en escuelas, hogares, empresas, oficinas de gobierno o venderse a algunos centros de reciclaje que operan en las ciudades.”

Hace unos años el municipio de Teocelo tuvo una experiencia exitosa con la recolección de los desechos. Incluso obtuvo algunos premios nacionales por su programa de limpia pública. Por supuesto que sin la participación de la población, el objetivo no hubiese sido alcanzado.

Resulta importante generar una nueva cultura de separación de basura en el seno de nuestro hogar. No sólo de los restos inorgánicos, sino que también es posible reciclar los restos de verduras y frutas para producir abono, el cual puede usarse, a su vez para la creación de huertas urbanas. Sin necesidad de grandes inversiones económicas, es posible destinar algunas macetas a la plantación de alimentos, lo cual no sólo repercute positivamente en nuestra economía, sino que nos convierte en personas menos dependientes del mercado y más responsables.

La decisión es nuestra y los beneficios son para todas y todos. Con el ejemplo educamos y todo es cuestión de empezar. ¿No cree Usted?

Por hoy es todo, les deseo un excelente día y nos leemos en la próxima entrega.