Hace poco más de diez años, el Gobierno Federal creó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval, con la finalidad de generar información sobre la medición de la pobreza, para elaborar políticas, programas y acciones de desarrollo social que mitiguen esta problemática que afecta a todas las regiones de nuestro país.
Coneval mide la pobreza a partir de seis indicadores: rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación. Por lo tanto se considera que una persona está en situación de pobreza cuando carece al menos de un indicador y que su ingreso es insuficiente para adquirir los bienes y servicios que requiere.
En el caso de la pobreza extrema es cuando una persona tiene tres o más carencias, incluyendo la adquisición de alimentos para tener una vida sana.
En su Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social en México 2014, en febrero de 2015, Coneval identificó que los mayores porcentajes de pobreza están en municipios rurales marginados de Chiapas, Veracruz, Oaxaca y Chihuahua.
Nuestra realidad
Refiere que en nuestro estado más de la mitad de la población es pobre o muy pobre. De la población total el 58% viven en pobreza moderada, y el 14.3% en pobreza extrema. De acuerdo con las cifras de Coneval, 30.6 por ciento de los habitantes son vulnerables por carencias sociales y sólo el cuatro por ciento es vulnerable por ingreso.
Tanto la administración federal como estatal han realizado acciones para aminorar estas situaciones, para febrero de 2015 Veracruz tenía a más de 700 mil pobres inscritos en el programa Prospera, la cifra más alta en el país; además había 240 comedores comunitarios para mejorar la alimentación y nutrición de los veracruzanos; más de 21 mil familias contaban con la Tarjeta Sin Hambre para comprar alimentos en las tiendas Diconsa; y otros 510 mil adultos mayores de 65 años recibían poyo económico.
Aunado a ello se atendió la pobreza extrema, mediante la Cruzada contra el Hambre, que durante los primeros años de la administración atendió 1,012 municipios en todo el país, de los cuales 85 pertenecían a Veracruz. Si bien esta estrategia concluyó en 2015, la Secretaría de Desarrollo Social trabaja en su relanzamiento, con la intención de terminar con la pobreza extrema en todo nuestro país.
Las acciones
A partir de los datos presentados y a solicitud de la Secretaría de Desarrollo Social, el Gobierno del Estado de Veracruz firmó siete convenios de colaboración para poner en marcha proyectos productivos, impulsar el desarrollo de viviendas, abatir la pobreza alimentaria, así como los rezagos en el servicio de energía eléctrica, la educación y regularización de lotes. Con ello se pretende dar un nuevo y renovado impulso a la estrategia transversal de la política social en la entidad, “uniendo esfuerzos y voluntades”.
Un ejemplo de trabajo coordinado que debemos resaltar, es la participación activa que han realizado los estudiantes del sistema tecnológico estatal en último lustro para abatir la pobreza, quienes en sus horas libres, ya sea por la tarde o el fin de semana, coadyuvan en los trabajos de la Campaña Nacional de Alfabetización, logrando que más de 700 personas hayan superado esta condición.
Sabemos que el camino no es fácil, pero a través de acciones coordinadas para garantizar los servicios de salud, educación y vivienda digna, para que los niños y jóvenes cuenten con las condiciones alimenticias y los espacios educativos necesarios para continuar su formación académica, sólo así dejaremos de estar entre las primeras cinco entidades con altos índices de pobreza.
Los ciudadanos de Veracruz son personas que luchan día con día. No se rinden ante las adeversidades, a la mañana siguiente, después de una tormenta, toman sus herramientas de trabajo y vuelven a retar al horizonte de la vida.
Por todo lo anterior, el próximo gobierno debe enfrentar la realidad con estrategias que permitan disminuir la pobreza y eso nos llevará a ser un estado con un futuro promisorio, capaz de avanzar hacia el desarrollo de todos y cada uno de los veracruzanos, para cumplir con el México próspero e incluyente al que todos aspiramos.