El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en la apertura de las sesiones del Debate Nacional Sobre el Uso de la Mariguana, ha sostenido posiciones que van en sentido contrario a las que han sido planteadas por el presidente de la República y otras autoridades del gobierno federal.
Las ideas expuestas revelan cambio en la posición del gobierno. El viraje del discurso, que todavía no es homogéneo, queda a cargo del secretario. Llama la atención su intervención en el tercer foro que se celebró el pasado 8 de marzo en Saltillo, Coahuila. Ahí critica la política del gobierno del presidente Felipe Calderón y habla sobre la necesidad de una “regulación equilibrada” de las drogas.
Sobre la estrategia de Calderón dijo: “Conocemos el alto precio que trajo consigo la mal llamada guerra contra las drogas. Hay que decirlo, y decirlo claro, se partió de un diagnóstico equivocado y de una estrategia mal diseñada que generó una escalada de violencia sin precedente”. Y añadió que es necesario distinguir entre los daños que causan las drogas y los daños que causan las políticas de drogas equivocadas.
Es la crítica más fuerte del actual gobierno contra la estrategia de “guerra” que impulsa Calderón, que hasta ahora, en los hechos, se ha seguido ejecutando. Hay, sí, un tratamiento comunicacional distinto del actual gobierno. Habrá que ver si la crítica a la “guerra” ahora implica un cambio en la estrategia, que vaya más allá del discurso.
Osorio Chong abre la posibilidad de otros caminos cuando afirma que “debemos ser capaces de definir con precisión cuáles son los costos del modelo actual y cuáles serían los costos de un esquema de legalización, no sólo en términos económicos, que es muy importante, sino también individuales, sociales y de salud”. El secretario, a nombre del gobierno, por primera vez deja abierta la puerta a la existencia de otros paradigmas.
El uso de la mariguana está ligado “al derecho que todo mexicano tiene al libre desarrollo de su personalidad y la diversidad de formas de vivir”, que debe contar con un marco normativo sólido. Mismo, añade, “que oriente debida y constructivamente la generación de respuestas efectivas y sobre todo que cuente con el mayor de los consensos. La prioridad es que desde las instituciones y con la sociedad sigamos avanzando en los objetivos que compartimos a partir de paradigmas y políticas que respondan a realidades de nuestro tiempo”.
¿Hasta dónde el presidente Peña Nieto está dispuesto a avanzar? Pienso que el cambio del discurso obedece a que el gobierno, por fin, vio que su posición estaba rebasada y lo alejaba de la sociedad. Hasta antes de las intervenciones de Osorio Chong lo hacían aparecer como provinciano y ajeno a la discusión que tiene lugar en el mundo. Ahora hay un esfuerzo de ponerse a tono con lo que ocurre a su alrededor. No es poca cosa. Habrá que ver si el discurso se hace realidad.