El uso de las tecnologías de la información ha revolucionado la comunicación, pero sobre todo la forma de relacionarse entre adultos y jóvenes… Los delitos, las críticas y la “comidilla social”, todo se ha trasladado a la esfera virtual.
A la par de la vida física, llevamos una virtual, paralela y congruente entre sí en la mayoría de los casos, pero en el peor, los perfiles de las redes sociales son una farsa, creados para engañar y acorralar a sus presas.
Las víctimas son niños y jóvenes que caen en las manos de bandas delictivas o de personas que de forma aislada abusan sicológica, física o sexualmente de ellos.
El chantaje virtual està a la orden del día, como le ha ocurrido lamentablemente a varias jovencitas en Veracruz. Es un juego que comienza tomándose fotos -conocido ahora como “Sexting”- y después termina en una extorsión, los “ciber-fans” comienzan a amenazarlas pidiéndoles fotografías, videos, conversaciones dirigidas a su meta que es tener relaciones sexuales con ellas, “como ya hemos tenido muchos casos”, señala la autoridad estatal.
Algunos casos no se hacen públicos o mediáticos, pero ocurren como le sucedió a una quinceañera que empezó a flirtear con un supuesto joven de su edad, después de intercambiar contenido erótico, el supuesto muchacho pidió más, de lo contrario la exhibiría en las mismas redes sociales donde se conocieron.
Cayó en la extorsión. Él terminó citándola en un punto discreto de una ciudad veracruzana para tener relaciones sexuales sin su consentimiento. En realidad eran dos personas, mientras uno la violó, el otro hombre grababa la aterradora escena.
Para evitar el chantaje virtual, los jóvenes están recurriendo a las redes sociales “efímeras”, es la nueva moda o tendencia como el uso de Snapchat o Periscope, el contenido multimedia dura sòilo unas horas y se borra. Al menos eso es lo que piensan. La realidad es que cualquiera puede hacer una captura de pantalla o fotografía con otro dispositivo digital y con eso hacer circular el material “privado”. Un juego de dos, se convierte del dominio de muchos.
Otro caso que está en el debate público, en las mesas de café y grupos de Whatssap (una nueva forma de comunicarse entre personas con el mismo interés) es el de la joven Dafne y sus presuntos violadores.
No sé si los cuatro jóvenes son culpables o inocentes, lo que sí sé es que las malas noticias se propagan como pólvora en las redes sociales, que a los ciudadanos nos gusta juzgar y jugar al “policía chino”.
Lo que también sé es que el Internet no olvida y que pasando el tiempo, cuando Enrique Capitaine, Jorge Cotaita Cabrales, Gerardo Rodríguez Acosta o Diego Cruz Alonso, escriban su nombre en “San Google” lo primero que aparecerá es que integran una banda denominada “Los Porkys” y que se dedican a violar jovencitas. Ya sea cierto o falso.
Lo comentaba en otra columna, ante la falta de justicia, en la era digital lo que queda o lo que priva es el escarnio y el repudio público… Dios nos libre de caer en las redes sociales.
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Lo interesante gana paso siempre a lo importante; vende más lo interesante que lo importante, no necesariamente es lo mismo.
Homero Campa en “La prensa que tenemos”, conversaciones sobre el ejercicio periodístico en México del colega veracruzano Israel Roldán.
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