80 ANIVERSARIO DE MARIO VARGAS LLOSA. (V)

“Si tuviera que salvar del fuego una sola de las novelas que he escrito, salvaría ésta.” Con las palabras antes transcritas el escritor peruano Mario Vargas Llosa nos presenta su última novela escrita en la década de los sesentas titulada: Conversación en La Catedral. La obra fue publicada en 1969, y es considerada una de las mejores cien novelas escritas en español en el siglo XX.
Conversación en La Catedral es una magistral novela ambientada en la dictadura militar que vivió el Perú en el llamado “ochenio” de Manuel A. Odría. Cuando Odría perpetró el golpe militar contra el entonces recién Presidente electo José Luis Bustamante y Rivero, Vargas Llosa tenía doce años de edad, veintiún años después del fin de la dictadura de Odría, Conversación en La Catedral va a narrar de manera novelada la difícil situación que vivió y seguía viviendo el Perú, es por ello que la novela inicia con la siguiente pregunta: “¿En qué momento se había jodido el Perú?”
La novela es bastante amplia para poder desarrollar la gran cantidad de temas e historias que narra, además, son varios los personajes centrales en la novela, algo importante por señalar es que el personaje que representaría al dictador Manuel A. Odría nunca entra en acción, gran parte de la historia girará en torno a él, pero nunca se escuchará su voz, lo que se sentirá es la acción del dictador a través de sus subordinados, muertes, persecuciones, amenazas y homicidios a periodistas, ordenes de encarcelamiento contra los opositores al régimen, infiltrados en las universidades, intervenciones a las redes telefónicas de los amigos y enemigos del dictador, en general son muchísimas acciones donde cualquier lector interesado conocerá como operaba la dictadura de Manuel A. Odría e incluso tristemente comprobaremos que no es muy distinto de cómo operan los actuales gobiernos “democráticos”.
De manera muy particular quisiera destacar a cuatro personajes que son centrales en toda la historia, los primeros dos son Santiago Zavalita y el Zambo Ambrosio, estos dos protagonistas después de varios años de no saber uno del otro, se encontraron en una perrera donde Zavalita había ido a buscar a su perro y se fueron a conversar a una cantina de mala muerte llamada La Catedral. Zambo había sido chofer del tercer personaje que incluyo en esta breve narrativa llamado Don Fermín Zavala, quien era papá de Santiago.
Don Fermín era un empresario rico perteneciente al régimen de Manuel A. Odria, no tenía puestos políticos pero se veía muy beneficiado en sus negocios por el régimen, era un constructor que siempre resultaba ganador en las principales licitaciones para hacer grandes obras. Santiago era el tercer hijo de Don Fermín y desde joven fue muy inquieto y no aceptó las reglas hipócritas de la sociedad en la que nació, cuando tuvo que ingresar a la Universidad oponiéndose a toda su familia decidió matricularse en la Universidad Pública de San Marcos, donde además de ser laica, se hacía política y sabía que podía ingresar a un circulo comunista, estudiar marxismo, luchar por la libertad e igualdad y sobre todo contra el régimen dictatorial de Manuel A. Odría.
En el año 1948 una vez consumado el golpe militar encabezado por Manuel A. Odría, se conformó una Junta Militar de Gobierno para gobernar al Perú, en este contexto aparecerá en la novela un personaje llamado Cayo Bermúdez quien al inicio no tendrá el cargo de Ministro en el Gobierno, pero será el hombre de absoluta confianza del dictador y ejercerá un poder impresionante desde la Dirección de Gobierno, consolidando su poder años después al ser nombrado Ministro de Gobierno.
La confianza y ascenso de Cayo Bermúdez se dio porque era el hombre fuerte del régimen, asesinaba, torturaba, espiaba, disolvía las huelgas, controlaba la prensa, y aunque al inicio había cierta oposición de los APRISTAS y Comunistas, llegó el momento que Cayo Bermúdez tenía un control casi total de la vida pública del Perú. Cayo Bermúdez no tan sólo era un hombre de poder, también se convirtió en un hombre rico, y rentó una casa donde tenía a sus amantes para relajarse de tanto estrés por servir al Perú, una de sus amantes permanente se llamaba Hortensia mejor conocida como “la musa”, la señora Ivonne era la encargada de surtir a Cayo mierda como también se le conocía, de hermosas muchachas, la bella Queta era otra de ellas.
Quise presentar de manera muy general a los cuatro personajes antes mencionados, porque todos los demás protagonistas estarán relacionados con ellos, Don Fermín como es de esperarse es muy amigo de Don Cayo y éste estará presente en la vida de todos los personajes que participan en la novela. Un ejemplo es Santiago Zavalita quien siendo un brillante estudiante en la Universidad de San Marcos fue detenido por la policía, él y sus compañeros pertenecían al Partido Comunistas e iban intentar apoyar una huelga, Cayo Bermúdez mandó a citar a Don Fermín para informarle las fechorías de su hijo. El suceso antes mencionado es un hecho importante porque a partir de aquí Santiago decidió deslindarse de su familia y ser un humilde y sencillo periodista, no se metió nunca más en política y jamás aceptó recibir un peso de ayuda de su padre.
Conversación en La Catedral es una novela impresionante e impactante, y lo más lamentable es comprobar que sus temas en muchos aspectos tienen una vigencia terrible, pero desde la experiencia personal de la lectura, lo que más me impactó fue ir conociendo el final de cada historia, de cada familia, de cada personaje, el ejemplo es cuando años después de la dictadura militar, ya en pleno “Gobierno democrático”, una de las que fue prostitutas de Cayo Mierda se refiere al final de éste personaje de la siguiente manera: “Algún día las pagará – dijo Queta –. No se puede ser tan mierda y vivir tan feliz.”
Finalmente, después de leer: Conversación en La Catedral, me surgieron las siguientes preguntas: ¿En qué momento se jodió Veracruz? En los siguientes dos años ¿Cómo estarán los Cayos mierdas veracruzanos?
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