«El padre Arsilio habló en un sermón de la sabiduría divina. Todo lo que sale de la mano de Dios, dijo, es perfecto. Al terminar la misa una de sus feligresas lo buscó en la sacristía y se quejó con voz doliente: «Señor cura: usted predicó que todo lo que ha hecho Nuestro Señor es perfecto. Sin embargo conoce a Capronio, mi marido, y sabe que es un borracho, un desobligado, un sinvergüenza, ¿También él es perfecto? «Lo es, hija mía- respondió el señor cura- Es un perfecto cabrón». Lo escribe Catón en «Reforma». La foto es de «Opción de Veracruz».