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SINEMBARGO.MX

“La lucha contra la piratería del libro, nuestro mayor desafío”, manifestó sin ambages Núria Cabutí Brull, la directora del poderoso grupo editorial Penguin Random House, en un encuentro que mantuvo con medios de México y Argentina, previo al anuncio del Premio Alfaguara para el argentino Eduardo Sacheri que tuvo lugar en el hotel Ritz de Madrid este martes.

Cabutí Brull, nacida en Barcelona, graduada en Ciencias Económicas, inició su carrera en el sector editorial en 1992 como analista financiera y desde entonces ha desarrollado su carrera profesional en el mundo del libro.

En 1998 fue nombrada Directora de Marketing de Plaza & Janés. Tras la fusión que creó Random House Mondadori en 2001, fue nombrada Directora de Marketing y Comunicaciones.

En 2003 asumió el puesto de Directora Editorial para la División Infantil y Juvenil, añadiendo posteriormente a sus funciones la dirección de Debolsillo. Desde 2010 ha sido CEO-Directora General de Random House Mondadori. Fue nombrada CEO de Penguin Random House Grupo Editorial en 2013.

En un desayuno con algunos medios -entre los que se encontraba SinEmbargo– especialmente convocados para cubrir las instancias de la XIX edición del Premio Alfaguara, acompañada por la madrileña Carlota del Amo, la mexicana Sandra Montoya y la argentina Florencia Ure, todas jefas de comunicación de Random House en sus respectivos países, la directiva fue tajante al hablar del gran problema de la piratería en el libro.

“Es un problema que es central para nosotros y que es tan grave en España como en Latinoamérica”, dijo, al tiempo de informar sobre los grandes avances realizados en torno a la digitalización del gran fondo editorial de Random, fortalecido merced a la fusión reciente con Alfaguara,  una de las editoriales más literarias de las comerciales, por decirlo así, con autores tan importantes como el Premio Nobel Mario Vargas Llosa, quien acaba de presentar Cinco esquinas, su nueva novela.

Cabutí, que fue remisa a la hora de contar detalles de las negociaciones entre la agencia de Andrew Wylie y su empresa para traspasar toda la obra del chileno Roberto Bolaño (1953-2003) de Anagrama a Random House, fue muy precisa en cambio cuando se refirió a la gran baja de lectura que padeció España en los últimos tiempos, merced entre otras cosas a la crisis económica que asuela desde hace más o menos una década a la llamada “Madre Patria”.

“Se lee un cuarenta por ciento menos en España y nuestros esfuerzos están encaminados a bajar ese porcentaje”, informó la directiva de RH, secundada en su diálogo con la prensa por Javier López Llovet, director para Argentina de Random House, quien a su tiempo admitió que por momentos resulta más difícil la circulación de libros entre Colombia y Argentina, por ejemplo, que la de todos los países del continente latinoamericano con España.

“Es el lector el que decide al final de todo. Uno puede hacer grandes maniobras para difundir un autor en el que cree y vende mucho en su país de origen, pero no hay una receta infalible. Es el lector el que tiene la decisión final”, afirmó el ex director de la fusionada editorial Sudamericana.

Cómo hacer para achicar la brecha que existe entre los libros que circulan de Latinoamérica a España y viceversa, así como nutrir el intercambio entre los países del área para que se pueda leer más o menos en tiempo real y simultáneo lo que se publica en todos los mercados de la literatura en español, es aun en el siglo XXI y con las altas tecnologías en boga un enigma de difícil resolución.

Por lo pronto, Cabutí y López Llovet coincidieron en la necesidad de incentivar el consumo de libros en formato digital –que en España no sobrepasa el 10 %- para por un lado acercar a los escritores latinoamericanos a Europa y viceversa y por el otro luchar en forma eficaz contra la piratería, al colocar el e-book en todos los formatos posibles a un precio realmente competitivo, prácticamente la mitad de su homólogo en papel.

Frente a la venta de libros en contextos extraordinarios –un supermercado, un aeropuerto, una gasolinera…-, fue López Llovet quien aportó un punto de vista interesante al no descartar ninguna boca de expendio de los libros, puesto que cada una de ellas respeta el perfil de cada lector potencial que se acerca.

“A veces hay personas que podrían sentirse intimidadas por el espacio de una librería tradicional, lo que no permite descartarlas como lectores potenciales de muchos y variados títulos; más bien todo lo contrario”, admitió, al tiempo de expresar su sueño de llegar a la mayor cantidad de gente posible con el libro adecuado.

“La verdad es que si existiera la posibilidad de llevarle el libro en la mano al lector a su propia casa, sería maravilloso”, expresó el directivo, mientras Nuria Cabutí refrendó esa política “personalizada” dentro de un sistema editorial macro que busca el equilibrio en un mercado que parece tener cada vez menos lugares para la venta editorial.

“En espacios enormes como El Corte Inglés, las nuevas generaciones que manejan el negocio no dudan: si hay que buscarle sitio a Louis Vuitton, la librería irá arriba o atrás, porque no son la prioridad”, dijo Nuria, mientras por otro lado expresó su fe en las librerías tradicionales, que al menos en España, “tienen todavía mucho para dar”, afirmó.