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Con información de Diario ABC

A 43 años de su muerte, las diferentes biografías de Pablo Ruiz Picasso, lo reconocen cómo un genio de la pintura capaz de crear el cubismo y como un hombre controvertido y polémico.

Fernande Olivier, a quien conoció en 1904 y fue su amante, escribió “Souvenirs intimes ecrits pour Picasso” (Recuerdos íntimos escritos para Picasso. 1988), en donde relata que a Picasso no se le podía molestar durante la mañana ya que las dedicaba a descansar, tras toda una noche entre lienzos y pinturas.

Sus escritos de Olivier, son considerados como uno de los mejores retratos de los primeros años del pintor en París, en ellos cuenta cómo Pablo Picasso despachaba habitualmente a las visitas malhumorado cuando llegaban a su domicilio a interrumpir su descanso.

Olivier era una mujer que hablaba de los celos de Picasso, pese a que habían comenzado una relación mientras ella estaba casada con Ricardo Canals. “Permanezco en la cama para que no me atenace el frío. Ni carbón ni fuego, ni dinero”, relataba en sus escritos.

Las noches, cuando tiene dinero, las pasa inmerso en la fiesta. Entre cabarets, cines, alcohol y tertulias se acerca por curiosidad al opio. Pero se acaba comprando una lamparilla, según relatos de Olivier, y fuma dos o tres veces por semana para olvidarse “de sí mismo”. Es la época más oscura y a la que intentará volver durante las etapas más asentadas y tranquilas de su vida.

Arianna Stassinopoulos va más allá en su polémica biografía «Sobrevivir a Picasso». Retrata, a través de las experiencias de Françoise Gilot, a un hombre sádico, bisexual, ególatra, psicótico, manipulador, oportunista, cínico y maltratador. Una figura que, según la escritora, hacía lo que quería y cuando le daba la gana. Culpaba a Dios de la muerte de su hermana Conchita y no le importaba traicionar a sus amigos para cumplir sus deseos.