Durante los primeros días del año de 1844 se crea el obispado de Xalapa y el segundo representante de la diócesis de Veracruz con sede en esta ciudad fue José María Mora y Daza y también lo fue de Puebla siendo el trigésimo obispo de la grey de la angelópolis. Destacados cargos eclesiásticos desempeño con prestancia el ilustre xalapeño.

En este paraje de coloridas flores vio la luz José María Mora y Daza el 16 de abril de 1820, hijo de don Joaquín Mora y doña María Teresa Gómez Daza creció al cuidado de sus padres, su madre le inculcó desde pequeño la fe católica, ya en la adolescencia se inicia en la carrera de las letras, posteriormente ingresa al colegio Palafoxiano cursando la carrera de abogado, distinguiéndose por su inteligencia, muestra de ello es que en todos los cursos obtuvo la beca de honor como premio a sus empeño. Una vez concluidos sus estudios impartió cátedra en el colegio que lo vio estudiar y recibirse. Asimismo impartió Latinidad y Filosofía en el Colegio Carolino, ambos en la ciudad de Puebla.

Su inclinación eclesiástica lo llevo a ingresar a la orden religiosa concluyendo el presbiterado en diciembre de 1851. Dos años después fue enviado a la ciudad de Xalapa en la administración vicaria, en 1854 concursa y obtiene el nombramiento donde preside el sacerdocio por espacio de nueve años, posteriormente ejerce en otras dos parroquias en el estado de Puebla, ingresó al coro de la Catedral poblana llegando a ser Canólogo.

Regresa a su ciudad natal como obispo de Veracruz en marzo de 1870, después de su consagración, el domingo 4 de diciembre toma posesión, durante su estadía hizo reformas sustanciales a la Catedral de Xalapa, subió el coro a la parte posterior del presbiterio sustituyó el humilde altar de madera, obsequió lámparas y otros enseres para embellecer el recinto sagrado además de otras adecuaciones con el apoyo de los feligreses, tuvo la idea de ofrecer a la población una amplia plazuela cercana a la Catedral el sitio indicado era el conocido como “Plaza de la constitución”, no pudo hacerlo debido a las dificultades económicas, en ese sitio se estrenó el mercado “Jáuregui” entre finales de 1878 y principios del año siguiente.

Apoyó de forma decidida al Colegio Seminario de Veracruz con sede en esta ciudad, para dejarlo en mucho mejores condiciones y tener el honor de considerarlo en el catálogo de los más notables establecimientos de su especie.

Después de sufrir una aparatosa caída que lo mantuvo en cama durante varios meses debido a la fractura de una pierna que lo aquejó durante algún tiempo, pero una vez repuesto recibe a un mensajero que le informa que la santidad del señor León XIII tuvo a bien nombrarlo obispo de Puebla ante el asombro de varios candidatos fuertes a ocupar el importante cargo, esto sucedió en noviembre de 1884 y el 15 de febrero del año siguiente siendo un soleado domingo a las 10 de la mañana, el nuevo obispo hacia su entrada en medio de un regocijo con la participación de la feligresía de la población como una muestra de su simpatía por el prelado, las casas fueron adornadas con una faja tricolor al lado de una tela blanca en los balcones como una muestra de alegría patriotismo y fe para recibirlo, los vivas se escuchaban por doquier este acontecimiento solo visto en esta ciudad 20 años antes cuando arribó a Puebla el emperador Austriaco Fernando Maximiliano.

Asumido el mando del obispado de Puebla pronto se dieron los benéficos cambios, una de sus primeras acciones fue la adecuación del seminario semillero de los futuros sacerdotes, se agregaron nuevas asignaturas, promovió la educación al sostenimiento de escuelas gratuitas.

Falleció el 27 de diciembre de 1887 en la ciudad de Puebla

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