Lugar:
Fuente:
EFE

Escriben novelas, juegan como dioses, son cirujanos… Los logros de las máquinas son portentosos, pero la inteligencia artificial aún está muy lejos de superar a la humana y el futuro no será una distopía: resultará de la cooperación hombre-máquina.

En esta cuarta revolución industrial se ha producido una deificación de la técnica: se proclaman promesas de un Dorado que llegará de la mano de robots, inteligencia artificial (IA) y automatización.

Los más osados vaticinan un mundo “transhumano” y la “singularidad”: futuras inteligencias artificiales que en 30 años superarán con mucho a la humana.

Es cierto que los avances tecnológicos han cambiado las pautas de fabricación, de relación, de “todo aquello a lo que estábamos acostumbrados tras la tercera revolución industrial”, indica a Efe el director de la consultora IDC en España, José Antonio Lorenzo.

Y que forzarán una “reconversión del empleo”: en 10 años, el 65 por ciento de los empleados trabajarán en profesiones que no existen hoy.

El director del Instituto de Investigación de Inteligencia Artificial del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Ramón López de Mantarás, reconoce que las máquinas han superado al humano en tareas específicas, en áreas donde se puede “delimitar mucho el problema” y hay reglas claras.

“Pero el mundo real es mucho más complejo que un tablero de juego: las reglas no son claras, hay mucha incertidumbre, mucha imprevisión, muchas cosas que no se ven. (…) La inteligencia artificial no tiene conocimientos de sentido común”, sostiene.

Los robots industriales suelen dedicarse a una única tarea y en el caso de que puedan realizar más su reprogramación es costosa y lenta, aclara el profesor del departamento de Automática, Ingeniería Eléctrica y Electrónica e Informática Industrial de la Universidad Politécnica de Madrid, Antonio Barrientos.

Es la causa de que Mercedes y Toyota hayan sustituido algunas máquinas por humanos para tareas de personalización de coches: no es que la persona lo haga mejor, pero es más fácil emplearla que reconfigurar un robot para hacer unas pocas unidades.

“Tenemos mecanismos mentales muy poderosos y las máquinas, aunque son muy fuertes y tienen una capacidad de cálculo enorme, no procesan la información de una forma tan compleja”, subraya Barrientos.

López de Mantarás critica los cantos de sirena de la “singularidad”: “No hay ningún soporte científico para estas afirmaciones. La realidad es otra. Estamos en un estadio muy inicial porque es una ciencia que tiene sólo 60 años. Las matemáticas llevan miles de años”.

“Algunos no tienen ni idea de cómo funciona un ordenador ni qué es conseguir que un robot camine sobre dos patas sin caerse o sin que se la pegue constantemente con los obstáculos porque no los acaba de ver”, agrega.

Según el estudio de la Universidad de Oxford “Technology at work 2.0: the future is not what it used to be”, la percepción y la manipulación, la inteligencia creativa y la inteligencia social son los tres cuellos de botella para la automatización.

Integrar percepción, representación, razonamiento, acción y aprendizaje en un sistema integral es casi una utopía a día de hoy, según López de Mantarás.

La clave del progreso, según estos expertos, está en la combinación de las inteligencias artificial y humana.

“Necesitamos desarrollar habilidades que nos permitan trabajar con las máquinas más que competir contra ellas”, destacan desde la Universidad de Oxford.

La Federación Internacional de Robótica (IFR) coincide: “En el futuro habrá robots trabajando mano a mano con humanos, lo que ayudará a reemplazar procesos rígidos de producción con estructuras flexibles”.

“Va a haber una reconversión. Por un lado hay profesiones que se están destruyendo, que van a poder ser ejecutadas por una inteligencia artificial, pero también van a aparecer nuevas”, afirma el consultor de IDC.

IFR pronostica que en los próximos años gracias al crecimiento del uso de robots se creará un millón de puestos de trabajo de alta calidad.

La colaboración ya es habitual en servicios de internet: en el proceso de filtrado de vídeos de Youtube o en la creación de los Twitter Moments se combinan algoritmos y actividad humana. Al futuro asistente personal virtual de Facebook, M, lo están “entrenando” seres humanos.

“El gran error es pretender dar una autonomía completa a las máquinas. (…) Mucho del software que nos parece que lo hace todo de forma automática está periódicamente revisado por humanos. El futuro está en la simbiosis humano-máquina”, subraya López de Mantarás.

No sólo considera que la cooperación conllevará menos problemas éticos, sino que además sus resultados conjuntos serán muy superiores a los individuales.

“El equipo es mejor que cualquiera de ellos por separado”, dice, como se ha demostrado ya con el “ajedrez Centauro”, en el que el jugador de carne y hueso se apoya en los datos del ordenador para decidir sus jugadas.

Lo humano sigue teniendo valor.

“Por supuesto que seguiremos siendo insustituibles. Y por muchísimos años. Ni mis bisnietos ni mis tataranietos van a ser sustituidos por las máquinas inteligentes”, concluye el científico.