El teatro en el siglo XIX

Una de las características que sobresalen del teatro en el siglo XIX es que las representaciones toman las formas filosóficas de su tiempo fusionándose con el romanticismo, tomando el teatro un carácter de denuncia incipiente abordando problemas sociales y humanos, sobresale el noruego Heinrik Ibsen.

Después vendría el teatro romántico que a inicios de 1800 dominaba a gran parte de Europa salpicando a nuestros autores latinoamericanos, en España sobresalen Juan Zorrilla autor de Don Juan Tenorio que vendría a estas tierras veracruzanas invitado por Maximiliano en donde conoció al gran poeta veracruzano Jesús Díaz como lo menciona en una obra que escribe regresando a su natal tierra, mencionando con sorpresa y admiración el haber encontrado a uno de los grandes poetas mexicanos el Poeta Jesús Díaz, esto es solo un comentario entre líneas que poco se conoce en nuestro país y menos en la tierra veracruzana.
Vinieron con el tiempo el melodrama en donde el teatro toma una forma popular, en contrapartida llega el teatro burgués ahí se da la aparición héroes que salvan a princesas a punto de ser raptadas por terribles villanos.
Seguirían en ese recuento propuestas como el naturalismo social con una marcada idea de mejorar nuestras vidas a partir de la ciencia, la armonía viendo como principal objetivo social el arte, es un teatro que se fija mucho en la figura del accionar de los hombres para representar el mundo real.
Estas representaciones mucho más elaboradas necesitaban quien la dirigiera surgiendo la figura de un director de este teatro moderno, alguien que interpretara el texto, propusiera un estilo de actuación, decorados, vestuarios y un sin numero de elementos necesarios para un mejor desarrollo de las obras.

El teatro en el siglo XX

Durante el siglo pasado surgen muchas corrientes teatrales como el teatro del absurdo carente de toda lógica y que los intelectuales en un intento fallido tratan de dar una justificación e interpretación del mismo irguiéndose como los únicos capaces de entender esa loca propuesta. Le seguiría el teatro contemporáneo cuyo representante Jacinto de Benavente con 130 obras recibiría el premio Nobel de Literatura en 1922.
Tiempo despué llegaría Ramón del Valle Inclán con una corriente modernista y particular estilo, sus obras destacadas son Luces de bohemia, Divinas palabras entre otras.
Posteriormente hace su aparición en el turo del gran Federico García Lorca con un florido lenguaje metafórico y nuevas figuras impulsando lo popular de las tierras españolas, destacan sus obras Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alva.
Entre las diversas corrientes surge la del teatro simbolista que representa textos cargados de espiritualidad con gran simbología y difícil interpretación, con un ritmo muy lento somnoliento.
Otra de las corrientes del siglo XX fue el teatro expresionista que ejemplificaba aspectos violentos y grotescos de la mente humana, creando con ello prácticamente una pesadilla en el escenario que por lo general estaba con luz y sombra y caracterizaciones exageradas.
Vendría después el teatro contemporáneo con un realismo muy vivo del gusto del público redundando en un beneficio comercial para lo productores y cuy objetivo era resaltar el aspecto psicológico como la secuencia de sueños, personajes simbólicos. Con este teatro se incorporan diálogos de prosa poética, fondos sonoros y una escenografía realista.
En los años 20´s llegaron los musicales, con canciones que se quedaron a pesar y pasar de los años, danzas, piezas cómicas en nuestro país lo vemos con el cine de cabaret que también se representó en el teatro, en los Estados Unidos tuvo tanto éxito que hasta la fecha existen muchos espectáculos basados en obras musicales.
Finalmente no debamos de olvidar que una de las formas de aculturación en nuestro país posteriores a la conquista se dio por medio de las pastorelas representadas por los frailes como una estrategia de integración de los indígenas a las creencias religiosas y una de tantas interesante propuestas y por demás exitosa fueron las representaciones teatrales sirviendo uno de los instrumentos de penetración ideológica más eficaces.

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