La madrugada del sábado un objeto luminoso, seguido de una fuerte explosión, atravesó los cielos de varios estados del centro de México fue un bólido o bola de fuego.
“En redes sociales se ha mencionado que se trató de un meteorito. Sin embargo, los meteoritos son objetos que impactan en la superficie de la Tierra, lo cual no puede afirmarse en este caso”, comentó el doctor José Ramón Valdés Parra, investigador del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE).
El Sistema Solar se formó hace unos 4500 millones de años a partir de una nube interestelar compuesta principalmente de hidrógeno y helio, además de un porcentaje muy bajo de otros elementos más pesados.
“Un meteorito es un residuo de la formación del Sistema Solar. Los meteoritos ingresan a nuestro planeta y llegan al suelo, sus tamaños van desde un grano de arena hasta unas decenas de metros, su composición es diferente con respecto a la proporción de los elementos que encontramos en la Tierra. Conocer más sobre ellos nos permite entender mejor cómo se formó el Sistema Solar”, explicó el astrónomo del INAOE.
Asimismo, añadió que en algunas ocasiones observamos en el cielo estrellas fugaces o meteoros y la mayor parte de estas rocas del espacio se desintegran al entrar en la atmósfera. Sólo cuando llegan al suelo es que las consideramos meteoritos y las podemos estudiar.
Los eventos luminosos causados por estos objetos menores del Sistema Solar se denominan meteoros y si su brillo es menor al de Venus se llaman bólidos.
“Un 86 por ciento de los meteoritos son del tipo condritas, compuestos de silicatos y otros elementos; un ocho por ciento son acondritas, muy parecidas a la rocas volcánicas terrestres; el cinco por ciento son metálicos, formados principalmente de hierro y níquel; el uno por ciento restante son una mezcla de hierro-níquel y minerales de silicato”, precisó.
Apuntó que recolectar los residuos de un objeto como el que surcó los cielos del centro de México la madrugada del sábado es complicado ya que no se conoce con certeza su trayectoria ni el sitio exacto sobre la superficie de la Tierra donde explotó.
Finalmente, agregó que los objetos más pequeños, de unas decenas de centímetros, probablemente como el que generó el bólido, son muy difíciles de detectar con anticipación, haciendo que estos eventos sean prácticamente impredecibles”.