Un espacio del Paseo Ribereño de Coatzacoalcos se ha convertido en el hábitat de la iguana verde, que ha logrado a preservarse por el interés de un particular que de manera voluntaria les lleva alimentos y cuya rutina se ha transformado en el atractivo del lugar.
Su amor por la naturaleza es el único motivo que lo mueve para que todas las mañanas llegue cargado con un costal de hojas de repollo, lechugas, acelgas y otros frutos, que esparce por el pequeño terreno donde llegan a alimentarse las iguanas.
La rutina de este hombre ha transformado el rostro de este paseo ribereño, pese a que el área verde se ha reducido y al desinterés de las propias autoridades por crear espacios verdes y proteger especies naturales.
La gama nativa del iguana verde extiende de México a Brasil central, Paraguay, Bolivia e Islas del Caribe; en zonas de vegetación espesa y en altura (manglares, selvas, pastizales, riberas de ríos, acahuales…).
Son animales fundamentalmente arborícolas, es decir, que en los árboles pasan la mayor parte del tiempo, y lo hacen gracias a sus fuertes garras y su larga cola, que les sirve para aferrarse bien a los troncos y tener buen equilibrio. Son de sangre fría (ectopoiquilotermas), es decir, que el calor necesario para que su metabolismo trabaje adecuadamente lo reciben del medio y no lo producen ellas (como los mamíferos), por lo que con los primeros rayos de Sol, suben a las ramas más altas para alcanzar la temperatura óptima.